Marcelo García Almaguer desde la ultratumba (o mucho ayuda el que no estorba)

Imagínese la cara que puso el 99 por ciento de la prensa poblana al escuchar el nombre de Marcelo García Almaguer entre los cuchicheos de los asistentes a la presentación del equipo de Alejandro Armenta Mier el lunes 25 de marzo.

Imagínese. Bueno, no se lo imagine, porque muchos reporteros dejaron claro ese día un shock de siquiera pensar en integrar a un personaje así al equipo de Alejandro Armenta.

Muchos respiraron, otros suspiraron, pero en general se sintió alivio cuando en la lista de aquellos que integran el equipo de Alejandro Armenta Mier no apareció Marcelo.

Marcelo García Almaguer no es necesariamente el mejor amigo de la prensa en Puebla después del morenovallismo.

Y sí, es un símil más cercano a Verónica Vélez en tiempos de Miguel Barbosa.

Y sí, en una respuesta muy políticamente correcta del candidato de Morena a la gubernatura, Alejandro Armenta Mier. Se estableció que Marcelo García Almaguer andaba rondando sobre sus rodillas y en dos corcholatas.

Hay que decirlo, muchos han buscado a Alejandro Armenta “para apoyar”, “para ver qué se puede hacer”. Pero pocos, muy pocos, se quedan entre el círculo de toma de decisiones y muchos menos se quedan entre la gente a la que Armenta tiene confianza.

Y acá es donde uno recuerda por todo lo que Marcelo García Almaguer representa, porque dicen por ahí, siempre hay un tuit, una foto, un recuerdo.

Y cuando piensas en Marcelo viene esa relación de colaboración, de amor y odio tóxico que tuvo con el difunto exgobernador Moreno Valle.

Y aún así no soltó el hueso por años, pasó de coordinador de prensa de la campaña de Moreno Valle a titular de Puebla Comunicaciones.

Luego director de Comunicación Social y el puesto lo mantuvo con la llegada de Antonio Gali Fayad.

Quizá a algunos ya se les olvidó, pero en tiempos de Marcelo y Rafael vino la llamada Rafamordaza.

En ese entonces pintaron el tema de la desaparición del tipo penal de la calumnia y los delitos de honor por un asunto meramente civil. Lo vendieron como legislación de vanguardia y casi casi la lección aprendida de Puebla tras el escándalo de Mario Marín y la persecución penal a Lydia Cacho.

Desde entonces, Moreno Valle presumió en privado que él había modificado las condiciones para mantener a la prensa sumisa sobre pena de tremendas demandas con reparaciones del daño millonarias que afectan hasta ahora y amenazan el patrimonio de los periodistas. Un tema que persiste ante la ambigüedad de la ley que permite la solicitud de la reparación del daño aunque se diga la verdad y esta esté comprobada.

En esos tiempos, también de Marcelo García Almaguer y de Rafael Moreno Valle Rosas vino la Ley Bala. El pésimo manejo de la crisis del Caso Chalchihuapan y el bloqueo a los medios que fueron críticos en ese entonces ante el uso de la fuerza de la Policía Estatal que provocó la muerte del niño José Luis Tlehuatlie.

La decadencia de Marcelo García Almaguer vino desde 2015, cuando el entonces líder nacional del PAN, Gustavo Madero dijo que el gran error de los panistas fue “principalmente la fallida Estrategia de Comunicación de la Campaña porque nunca logró establecer el dilema entre una mayoría favorable al gobierno y otra de oposición que le hiciera contrapeso”. Y de eso contó de manera muy divertida Selene Ríos.

Pero por ahí dicen que quien no recuerda su pasado, quien no tiene memoria, está condenado a repetir su historia y todos sus errores.

Puebla, por lo menos, ya se tuvo suficiente de personajes como Marcelo García Almaguer.

Esperemos que a ese muñeco lo sigan dejando en la maleta.

Porque si él quiere ayudar a Armenta, mucho ayuda el que no estorba.

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Edmundo Velázquez

Edmundo Velázquez

Es egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y cursó la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos...