La gente sigue muriéndose en anexos de Puebla.
Esos lugares que aún son considerados la última esperanza para algunos consumidores de drogas y alcohol resultan ser su tumba.
El caso de Alan Cortés Pérez es el más reciente. Y su familia está desesperada porque su muerte va por el camino de la impunidad.
Alán sabía de su adicción e ingresó de manera voluntaria el pasado 24 de octubre al anexo Granjas Chachapa en Santa Cruz Xonacatepec, ya en el municipio de Amozoc.
El día 29 de octubre le llamaron a su mamá, Juana Inés Pérez, para decirle que necesitaban un medicamento para él porque estaba mal.
Su mamá mencionó que se encontraba trabajando, y que pasaría en cuanto pudiera desocuparse.
Pero, más tarde, le dijeron que había fallecido.
Le dijeron que intentó escaparse, y en la errada fuga cayó de un tercer piso y se golpeó la cabeza.
Esto fue totalmente falso.
Vecinos lo vieron salir corriendo del lugar y luego vino el momento en que fue sometido.
Incluso existe un video, en poder de PÁGINA NEGRA, que exhibe que a Alan Cortés lo golpearon en un camellón cercano al anexo.
Cuando su familia llegó al anexo él estaba en una camioneta, mojado y golpeado. Ya sin signos vitales.
Estos son los personajes que operaban el lugar, quienes negaron en todo momento que el joven haya sido maltratado.


El anexo, ubicado en prolongación 2 Poniente número 7 de colonia Santa Cruz Xonacatepec fue clausurado después del reporte del fallecimiento de Alan.
Pero la familia Cortéz regresó al poco tiempo y vio que los sellos fueron violados. El espacio ya se encuentra abandonado y vacío.
Sus operadores, obviamente están dados a la fuga.
Y el caso apesta a impunidad.
Nuevamente, un anexo se vuelve una tumba.
Y las leyes que deben ser modificadas para por fin poner orden, según el gobernador Miguel Barbosa Huerta, se mantienen en el Congreso.
Pero ahí siguen, estancadas y no hay para cuándo.
Aún se ve lejos la prometida ley especializada que permita regular por fin este tipo de espacios.
¿Cuántas familias más verán que sus hijos e hijas, sus padres, sobrinos no tienen solución para enfrentar su adicción a las drogas y el alcohol?
La familia Cortez llora por Alan sin saber si algún día sus asesinos verán la sombra de prisión.