El 30 de noviembre del 2012 el Congreso del estado avaló la designación como magistrado del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Roberto Grajales Espina.

Un absoluto miembro de las filas del Partido Acción Nacional (PAN) y uno de los personajes más cercanos al entonces gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

La creencia de su experiencia en el ámbito judicial fue un balde de agua fría para todos los abogados que creían en la carrera judicial en Puebla.

En ese entonces negó y recontranegó que su magistratura fuera un pago por el servilismo que mostró a la llegada de Moreno Valle a Acción Nacional. Vaya, que no había sido un premio después de que operó que la Ultraderecha admitirera a Moreno Valle entre sus filas.

Y a casi diez años, volvemos al mimo punto. Así como nadie le creyó que la magistratura fuera un premio para él, pocos le creen sus aplausos a la reforma al Poder Judicial enviada por el gobernador Miguel Barbosa Huerta.

Curioso porque esta reforma pone en riesgo el cómodo asiento que tiene en la Segunda Sala en Materia Civil del Poder Judicial.

Es obvio que su panismo exacerbado no combina con el actual régimen ni con los cambios que se aproximan.

Es esposo de Angélica Ramírez y yerno de Antonio Ramírez Castellanos, fundador del Yunque.

Aparece más en eventos de Acción Nacional que en su despacho de la Segunda Sala en Materia Civil de Ciudad Judicial del Tribunal Superior de Justicia.

En el pleno de los magistrados sus compañeros del Poder Judicial incluso le han reprochado que no sea visto por su oficina.

Es más, posó para la foto en reuniones de liderazgos del partido albiazul que encabezó el presidente municipal Eduardo Rivera Pérez el 14 de agosto pasado.

El ahora magistrado, Roberto Grajales es más panista que magistrado. Eso nos queda claro.

Y aún así, quizá para amarrarse el dedo antes de cortárselo, fue el primer magistrado que celebró la reforma al Poder Judicial que le prohibirá todo lo que practica.

El 23 de septiembre dio una entrevista al reportero Cirilo Calderón del diario Hipócrita Lector y se adelantó a aplaudir los cambios que, obviamente, no le van a ser benéficos.

Quizá el magistrado Roberto Grajales Espina simplemente se está adelantando para evitar ser de los primeros en que surta efecto la Reforma.

En la entrevista ya subrayó que “los cambios siempre son buenos”. No vaya a ser que su evidente panismo le alcance para ser de los primeros en evidente desgracia.

Entre las modificaciones se establece en el séptimo artículo transitorio que el Consejo de la Judicatura tendrá hasta 120 días posteriores a la aprobación de la nueva ley el iniciar procedimientos contra los servidores que tengan conflictos de interés.

¿El panismo evidente de Roberto Grajales no lo sería? Es pregunta.