Alan Jafer, de 21 años de edad, ingresó voluntariamente al centro de rehabilitación La Piedad, el pasado 23 de marzo, para superar su problema de adicciones; sin embargo, a los 15 días fue asesinado a golpes. Además, su cuerpo presentaba un severo grado de desnutrición y deshidratación, así como señas de amarre.
En entrevista con PÁGINA NEGRA, Claudia Dolores, la madre de Alan, explicó que tuvo que pagar mil 650 pesos para que el anexo ubicado en la colonia Lomas de San Miguel, en la ciudad de Puebla, pudiera aceptar a su hijo: mil pesos por la estadía, 500 para despensa y 165 por servicio médico. No obstante, su hijo nunca fue valorado por un especialista.
Fue el pasado martes 6 de abril cuando la madre de Alan recibió una llamada del padrino Salomón. Este hombre le dijo que su hijo había amanecido mal porque presentaba mucho vómito, pero a las 16:00 horas iba a ser atendido por un médico.
Yo le pregunté si necesitaba algún medicamento o comida especial. Como me dijo que tenía vómito yo pensé en llevarle un caldo de pollo o algo así, pero me dijo que una doctora lo iba a atender”.
Cerca de las 13:00 horas el padrino se volvió a comunicar con ella. En esta ocasión, le pidió que llegara al anexo para que constatara que su hijo iba a recibir atención médica. Sin embargo, en menos de una hora le volvió a llamar y le dijo que era urgente que llegara porque su hijo se había puesto muy mal por el síndrome de abstinencia mejor conocido como malilla.
Cuando Claudia iba en camino recibió por lo menos otras tres llamadas telefónicas en las cuales, el padrino le insistía que era urgente su llegada. Incluso, se ofreció a pagarle un taxi para que no tardara más tiempo.
En el camino me preguntaba ¿ya viene? Hasta me dijo que tomara un Didi y que él me lo pagaba, lo que quería era que yo llegara para que sacara a mi hijo y no se le muriera ahí.
La mujer acudió acompañada de su hija y su yerno. Al llegar al anexo, ella solicitó primero pasar a un baño. Su hija y su esposo fueron las primeras personas en ver a Alan; sin embargo, cuando Claudia caminó al baño se percató que tenían a muchos jóvenes hincados en un patio y sin playera. También escuchó los gritos de una mujer que pedía que se la llevaran de ahí.
El padrino me alcanzó y me sacó por otro lado, ya no dejó que me regresara por donde entré. Después me dijo que mi hija estaba muy agresiva, pero yo no había visto las condiciones en que tenían a mi hijo.
Cuando Claudia salió del baño Alan ya estaba arriba del coche, fuera del anexo.
Mi hijo se agarraba el pans porque se le caía. Estaba seco, deshidratado, irreconocible. Mi hija le preguntó qué le habían hecho y él respondió: me pegaron.
Alan murió en los brazos de su madre camino al hospital. Incluso, los médicos lo recibieron e intentaron reanimarlo, pero el joven ya no respondió.
Claudia está segura que su hijo la esperó para morir. Incluso, Alan alcanzó a decirle que tenía que ser muy fuerte.
Quería verme, me pedía ayuda.
El cuerpo de Alan le fue entregado a su familia la noche del miércoles 7 de abril. La necropsia reveló que Alan fue asesinado a golpes. Resultó con contusión severa en el tórax, golpes en la cabeza y presentaba señas de que estuvo amarrado.
Al siguiente día, el padrino del anexo llamó a una televisora para contar su versión. Insistió en que Alan murió por malilla y dijo que salió por su propio pie; sin embargo, no fue así.
Alan será velado este día en su casa y mañana su familia le dará sepultura.
Como previamente se informó, la Fiscalía General del Estado de Puebla ya inició la investigación en el área de Homicidios.
Claudia ya fue contactada por las autoridades y después de enterrar a su hijo se presentará ante el Ministerio Público para rendir su declaración.
Mi declaración es muy importante. Yo voy a describir en qué condiciones les entregué a mi hijo y cómo ellos me lo entregaron ya agonizando.
VER: Investigan sospechosa muerte de Alan Jafer en anexo de Lomas de San Miguel