¡Diosito Santo! Entre el Coronavirus, el movimiento #NiUnaBataMenos y el #NueveNadieSeMueve, no nos percatamos de un gran movimiento estratégico en Morena, la estocada a Yeidckol Polevnsky ocurrió este primero de marzo, y nadie se percató.
Por supuesto, la estocada final a la defenestrada lideresa de Morena tiene y tendrá repercusiones en el modernismo poblano. Tal vez ya están ocurriendo, pero andamos ocupados en otros temas, y en este partido las cosas se pondrán color de hormiga.
Este primero de marzo el nuevo líder nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, inició con la depuración de los cargos que asignó arbitrariamente esta señora.
Para ser más claros, el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido lópezobradorista ordenó la destitución de todos los delegados "especiales" con funciones de presidente que nombró Yeidckol Polevnsky, entre ellos el poblano Mario Bracamonte, quien desde este lunes 2 de marzo dejó las oficinas de la dirigencia.
Pero este es un doble golpe, porque otro afectado de manera directa es el gobernador Miguel Barbosa Huerta. Me cuentan algunos morenistas que el mandatario y el delegado de Morena se distanciaron cuando a Mario Bracamonte se le ocurrió descalificar la aspiración de Eric Cotoñeto para convertirse en el nuevo dirigente.
Pero me dicen que ya igual se habían reconciliado, puesto que a Barbosa le convenía mantener el control de ese instituto político, mientras se resolvía el asunto nacional y ya con el liderazgo de Ramírez Cuéllar, pero no contaba con este movimiento.
Ahora la dirigencia regresa a manos del secretario General, Edgar Garmendia pero con un aderezo, pues a él le corresponderá llevar el proceso interno para elegir al presidente del Comité Ejecutivo Estatal. Solo que ahora llevan mano los grupos de Claudia Rivera, Rodrigo Abdala y Pablo Salazar, ya que todos ellos eran antagónicos al de Barboaa y Yeidckol Polevnsky.
Incluso, todos apoyaron a Bertha Lujan en su aspiración a la dirigencia nacional y, paradójicamente, Alfonso Ramírez forma parte del grupo político de ella, por lo que las piezas se alinearon a las bases morenistas y los grupos contrarios a Barbosa.
La sucesión en la dirigencia estatal morenista iniciará con la publicación de la convocatoria, aunque aún no hay fecha para eso, pues el Consejo Estatal debe sesionar para aprobarla y ordenar su publicación; a partir de ahí habrá 3 meses de lapso para dar inicio al proceso interno. O sea que aún le cuelga, pero ya las bases están contentas pues al menos la dirigencia está en manos de Edgar, del grupo de Claudia y de Bertha Lujan.
