20 de Abril del 2024

MILITARIZACIÓN EN MÉXICO (I) (Militarización In Absentia)

Por Fernando Montiel T. / /
Si la guía para interpretar la realidad son los titulares de prensa, poco espacio queda para la duda: "AMLO da 13 tareas civiles a militares", reportó El Universal (Jul. 25, 2020).

El señalamiento del titular parece confirmar denuncias y exigencias que no son nuevas y que, en campaña, el candidato López Obrador prometió atender y corregir: disminuir la violencia, serenar al país, y –la que más nos interesa aquí– frenar la militarización.

¿Pero qué es la militarización? En esencia, la militarización consiste en la adopción de lógicas, procesos y acciones propios del circuito castrense por el ámbito civil. Dicho de otra forma: la militarización consiste en incrustar en la sociedad la forma militar de ser y de hacer las cosas.

Es innegable que existe un grado anormal de militarización de la vida civil en México, pero contra lo que supone mucho del comentario público sobre el tema, su origen no está en la declaración de guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, sino en un proceso que le antecede, en al menos medio siglo.

Si tuviéramos que definir un punto en el tiempo para indicar este origen, un buen candidato sería la década comprendida entre la segunda mitad de los años 30's y la primera de los años 40's, periodo en el que, tras la revolución, se definieron a grandes rasgos, las líneas generales de la interacción cívico-militar sobre los siguientes ejes:

1.- En la forma y en público el gobierno civil es uno con el poder militar, en la realidad y en privado no lo es;

2.- el poder civil es ajeno y diferente al poder militar;

3.- el poder militar tiene una autonomía atípica a aquella con la que cuenta cualquier otra estructura del estado;

4.- el poder civil debe respetar el espacio militar (y a todos los procesos que ocurren en su interior) y mantener la distancia, y debe hacer que la población mantenga también ese respeto y esa distancia;

5.- siempre que se cumplan todo lo anterior, el poder militar estará subordinado al poder civil.

Por supuesto es posible sumar algunos puntos más, detallar otros o descomponer en sus elementos los incluidos en la lista, pero la esencia de la construcción del discurso público de lo militar está ya aquí. Estos elementos explican los halagos –siempre presentes, siempre barrocos y casi siempre exagerados– que se profesan los poderes civil y militar de forma mutua cada que es menester; con estos elementos se explica también mucho del respeto y veneración –a veces irracional– a las fuerzas armadas por parte de la población, ambos –veneración y respeto– actitudes que comparten una misma raíz y un mismo abono, siempre presente y pocas veces articulado: el miedo.

Finalmente, con estos elementos se construye el primer pilar de la militarización en México: esa que germina en la mente de la población, nutrida por el discurso oficial, legitimada por la educación pública y afianzada por la cultura popular. ¿Y cómo es esta militarización? Es abstracta, conceptual, y se articula construyendo en cada mente exactamente el concepto que el poder militar quiere y requiere:

…Ellos son diferentes, mira, no son como los policías ni como el gobierno, no son como nosotros ni son como los demás; tienen sus cosas, pueden más, pueden todo y es que tienen algo, un respeto, un poder, un aura, no sé bien, no es muy claro pero es muy claro; como sea cuidado, sí, cuidado, con ellos ándate con cuidado, con ellos no te metas, con ellos no se juega, no, mejor ni te les acerques, ¿por qué? no lo sé, porque son así, diferentes, nadie lo sabe, pero todos lo entienden, ellos todo lo ven y todo lo saben, y acá todos lo reconocen, aunque no claro por qué, pero es así, siempre ha sido así…

He ahí la primera militarización: en la mente, militarización por oposición ("son especiales"); en la práctica, militarización in absentia: "no se ven, pero siempre están".

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