“Feliz cumpleaños Chabelo”, se lee en el último tuit que lanzó el ahora flamante funcionario del Ayuntamiento de Puebla, Eduardo Covian.
El primer traidor del G7 aceptó convertirse en encargado de despacho de Movilidad tras la escandalosa salida de Alejandra Rubio Acle, acusada de corrupción en la bolardiza.
Nada sobre su nombramiento, ahora en el equipo de Claudia Rivera, sobre la que es su segunda traición, porque a la primera que traicionó fue a la presidente, que le dio un lugar en su lista de regidores y luego terminó por convertirse en su oposición.
Tampoco olvidemos su célebre debut como regidor, cuando en una entrevista pagada a una revista presumió que, gracias a él, Rivera había ganado la elección.
Su llegada a la dependencia es estrategia nada más, no se trata de un premio. Primero, debilitar al ya abollado grupo de opositores que recibieron su primera bomba, cuando CENTRAL publicó sus gastos fifís con cargo al erario.
Después, a ver si es cierto que Covian destapa la cloaca de corrupción al interior de Movilidad, llena de tráfico de influencias y corrupción, o se vuelve comparsa.
Según escribió Arturo Rueda en su columna, Tiempos de Nigromante, Covián también fue beneficiado con los contratos para la colocación de los bolardos.
Pero bueno, tal vez no le importe, sigue con el negocio y después, ya con observaciones claras en su contra, ahora sí termina de pagar sus corruptelas.
Queda aún la incógnita de si el grupo opositor seguirá su línea o no podrá reponerse de la traición.
Dos de ellos también andan buscando cargo en el gobierno y tal vez se los den, tal vez terminen en un minimizado G4.
