La renovación de la dirigencia del PRI en Puebla, que debió hacerse desde el año pasado, por fin ha arrancado.
Ahora parece que hay una cierta unidad entre la mayoría de los grupos. En privado, Enrique Doger, Blanca Alcalá y Jiménez Merino le han mostrado su apoyo a Néstor Camarillo.
Pero esta es la fase previa, marinistas y dogeristas están unidos en contra de Lorenzo Rivera, a quien acusan de haber roto los acuerdos de la pasada elección y exprimirle el último peso al PRI.
Ese es el primer objetivo, y Rivera junto con Xitlalic Ceja han creado un frente e incluso amenazan con renunciar al PRI si les impiden participar.
Esa meta, si se mantienen juntos, será fácil de lograr, pero después la unidad podría quebrarse nuevamente pues cada uno de ellos quiere ganar el lugar de la secretaría General.
Enrique Doger quiere ahí a Sandra Montalvo, la esposa de Jorge Ruiz, uno de sus más cercanos colaboradores. Blanca Alcalá quiere o a Sandra Montalvo o a su hija, Karina Alcalá.
Para variar, Alberto Jiménez Merino quiere colocar a su esposa como secretaria. Es decir, los tres parecen haber condicionado su apoyo a Camarillo a cambio de la secretaría.
El exalcalde de Quecholac no podrá quedar bien con los tres, y eso puede provocar que la unidad que ahora existe en torno a él se desmorone, y que entonces alguno de ellos decida que su apadrinado busque aparte la dirigencia del PRI.
Como tercera fuerza política, y con su reputación tres metros bajo tierra, nadie cree que el PRI pueda ganar las intermedias.
Pero ya se los dije antes, esta pelea es por las pocas posiciones de poder, el dinero de las prerrogativas y el poder de negociación con Morena y el PAN.
¡Que empiecen los juegos del hambre!
