A finales de 2019 los panistas estaban convencidos. Debían llegar unidos a la elección o serían derrotados otra vez por Morena, hoy con Miguel Barbosa como su líder de facto.
En ese momento hasta tenían claro quiénes podrían competir por la presidencia municipal de Puebla: Oswaldo Jiménez, Eduardo Rivera, Blanca Jiménez, Jorge Aguilar Chedraui, eran los nombres más recurrentes.
Cuando se les preguntaba cómo ganarían, la respuesta era uniforme. Todos unidos.
La idea, porque siempre fue en realidad una idea, de la unidad se rompió muy pronto. Hoy, unos acusan a Genoveva Huerta y su grupo de intentar meter al partido a Fernando Manzanilla; y otros a Eduardo Rivera de haber pactado ya su triunfo con el gobernador de Puebla.
No solo son rumores, los panistas de verdad se están esforzando. Reparten en sus grupos de WhatsApp supuestas conversaciones con las que intentan sustentar el aparente pacto Rivera-Barbosa.
Editan videos del mandatario estatal en los que supuestamente habla muy bien del ex alcalde de Puebla, como “prueba fehaciente”.
Del otro lado, los que están en contra de Genoveva Huerta se han esforzado en informarle a la dirigencia nacional que no tienen duda de que detrás de ella está Fernando Manzanilla.
Pero, además, quieren hacer evidente su descontento para ver si logran que Marko Cortés la releve de la dirigencia.
Y en esa estrategia de rebeldía, a ese encuentro no se conectaron ni Eduardo rivera ni Pablo Rodríguez Regordosa, tampoco Jesus Zaldivar, no estuvo Mario Riestra y mucho menos, Eduardo Rivera.
Con ello intentan hacerle ver al dirigente nacional que no reconocen a Genoveva Huerta como su líder estatal.
El encuentro, bastante desangelado, solo destacó por una razón: que Marko Cortés vetó a Fernando Manzanilla del PAN. No solo eso, lo calificó de corrupto y dijo que el haber renunciado al gobierno de Miguel Barbosa no le quitaba lo corrupto.
Un mensaje velado para la líder del partido, Genoveva Huerta, a quien, dicen, todos voltearon a ver cuando el líder Nacional habló del exsecretario general del gobierno de Barbosa.
Finalmente, Marko Cortés les pido: mantenerse unidos. No pues no, el PAN está bien roto y no hay pegamento que lo una.
