El rector de la BUAP atacó de la forma más inesperada y popular al gobierno de Miguel Barbosa Huerta, qué le traería más simpatías a la universidad que evitar que los poblanos paguen el reemplacamiento y la tarjeta de circulación.
¡Idea millonaria!
Pegarle al bolsillo de los ciudadanos es lo más popular, que alguien como la BUAP luche por los poblanos, por evitar que desembolsen los más de 900 pesos por las nuevas placas los puede llevar a triunfar en el aplausómetro.
La jugada fue extremadamente cuidadosa, esperaron a que terminara la comparecencia de la secretaria de Finanzas ante el Congreso, a que oficializara el reemplacamiento y hablara de un posible descuento para atacar.
Unas horas después comenzaron a publicar en sus redes sociales que el bufete jurídico de la BUAP trabajaría gratis para evitar que los poblanos paguen el reemplacamiento y la nueva tarjeta de circulación.
Lo harán a través de amparos colectivos, pero hay otro mensaje implícito: “sabemos que el cambio de placas es ilegal, es injusto y te vamos a defender”.
Están seguros que tienen los elementos jurídicos para lograrlo y a la par pegarle a la popularidad del gobernador, pero más allá de cuántos poblanos entreguen la documentación y de que la BUAP logre ganar los casos, hay otro mensaje.
La universidad se considera atacada por el gobierno directamente, aunque quien haya emprendido la auditoría en su contra sea la Auditoría Superior del Estado, en teoría independiente.
Ya ha intentado defenderse con posturas en el Consejo y sus unidades académicas, acusan que la auditoría es ilegal porque quieren saber sobre recursos federales que solo incumben a la federación.
Ante la poca efectividad de ese discurso decidieron asumir otro, el de defensores de los poblanos que terminaría convirtiéndolos también en mártires, en víctimas del poder.
La BUAP construye el escenario más peligroso y creíble en estos momentos políticos, el de la persecución gubernamental e incluso el del preso político.
Porque en unas semanas, días o tal vez solo en unas horas, a juzgar por lo popular y viral que se ha hecho ya la defensa al “placazo”, la Universidad y Esparza podrán decir que si los persiguen es por la defensa de los poblanos, por querer jugarle las contras al gobierno.
El misil está lanzado pero la guerra aún no se gana, aún Barbosa podría decidir cancelar o regalar las nuevas placas y tirar su estrategia, o pueden no lograr el poder de convocatoria esperado, la difusión o hasta perder los amparos.
O simplemente llegar a un acuerdo y cancelarlo todo.
¿Ustedes qué creen que pasará?
