¿Qué ciudad gobierna Claudia Rivera?

Caminar un día cualquiera en el Centro Histórico de Puebla sin que te topes con un ambulante, con un cadenero o un asaltante es casi una proeza.

El mayor atractivo de la capital del estado está en ruinas.

Y no solamente por la idea de dilapidar el patrimonio histórico, si no porque pareciera que el alma de la capital poblana nos fue robada.

Nos fue robada por la corrupción, por el compadrazgo, por la inseguridad.

¿En qué momento perdimos el Centro Histórico? ¿En qué momento se volvió el Centro Histérico de Puebla?

Si bien, desde la década de los años 70, uno de los principales problemas de la ciudad de Puebla ha sido contener y controlar a los vendedores informales que entraron de lleno a colocarse en zonas emblemáticas, los planes para reubicarlos han fracasado.

Para colmo, el actual gobierno de la ciudad de Puebla ha optado por tolerarlos hasta el hartazgo e incluso les ha dado la espalda a los comercios formales, uno de los bastiones en los que debería de sostenerse la actividad económica de la ciudad.

Por si fuera poco, los comerciantes bien establecidos se han visto acosados por el área de Normatividad Comercial –con un empoderado Fernando Pastor, que se reforzó al quedarse tras la primera tanda de cambios en el gabinete municipal– y hay negocios a los que les exigen montos económicos inalcanzables cuando cae una revisión de esta área. 

La inseguridad se ha reproducido gracias a las ya muchas bandas dedicadas a la venta de drogas, el robo a transeúnte y al robo de negocio.

No hay día que no ocurra una contingencia en el Centro Histórico. Cuando no son bandas peleando entre ellas, desatado balaceras en plena zona comercial del primer cuadro, los ciudadanos reportan algún robo a una ruta de transporte o hay algún ejecutado. El hecho es que no se ve para cuándo habrá un plan efectivo que ajuste el tema de la inseguridad de Puebla.

Y a la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal le ha tenido que ayudar la Secretaría de Seguridad Pública para inhibir el robo a rutas del transporte urbano. Aún así, el mal persiste.

Caminar por el Centro Histórico de Puebla ya no resulta placentero. No se disfruta el caminar una ciudad a paso veloz para evitar ser asaltado. La paranoia se apodera de los poblanos.

Las cifras, dicen, no están tan mal para la ciudad de Puebla, según los últimos datos que intentó rescatar la secretaria María de Lourdes Rosales, pero la percepción es otra.

La pregunta es: ¿Qué ciudad camina la presidenta municipal Claudia Rivera?

¿Sabe qué ciudad gobierna?

Claudia Rivera hasta hace unos meses era una mortal más. Una ciudadana más que sufría estos mismos temas que usted y yo sufrimos, querido lector.

¿Por qué se le olvidó tan rápido lo que pide un ciudadano de a pie cuando ella lleva apenas unos meses bendecida por el toque del poder?

En unos meses las zonas donde la familia de Claudia Rivera habita –por allá por el Barrio de San Miguelito– tienen relaminación, iluminación y hasta guarniciones nuevas.

Pero el resto de la ciudad de Puebla se cae en pedazos.

El Centro Histórico sufre varios problemas elementales; no parece que Claudia Rivera tenga ese plan que presumió en campaña.

Encima, la alcaldesa habla de reelección, de un periodo más en el poder.

¿Acaso es ingenua? ¿En verdad cree que los poblanos siquiera piensan en volver a votar por Morena para que mantengan el control de la capital?

Morena no se da cuenta que su principal carta de presentación –el gobierno de la capital– no está siendo efectivo, y que Claudia se convierte en la mejor propagandista anti Barbosa.

Con la campaña negra que hace la propia Claudia Rivera al gobernar Puebla, ¿no nota el mal que hace a sus compañeros de partido?

Me queda claro que a Claudia Rivera no le falta barrio.

¿Por qué se le olvidó en qué ciudad vive? ¿Por qué se olvidó de los poblanos y los dejó a su suerte?