¿Por qué Blanca Alcalá es la candidata del morenovallismo?
Si hay alguien interesado para que quede como abanderada del PRI a la gubernatura es el equipo de la administración estatal. Ellos son los que más se han concentrado en que sea. Parece que se les cuecen las habas para que el partidazo le levante la mano.
¿Será acaso para ellos la rival más débil?
¿Con la que pueden transitar sin aspavientos?
¿Tienen acuerdos económicos o políticos con Alcalá por debajo de la mesa?
¿Es la que menos mella le haría a su candidato?
¿Es una cómplice de clóset?
El gran misterio es por qué Alcalá y no otros.
Por cierto, al interior del PRI se maneja la versión y no de una sola fuente que quien filtró los “polémicos” tuits de su destape anticipado fue el yerno de la senadora Édgar Chumacero y su esposa la regidora priista. También a ellos, según las fuentes consultadas, se les cuecen las habas para que elijan a su pariente.
Alcalá tiene una gran virtud si es que fuera la abanderada: su carisma y dos ser mujer. La gente que no la conoce le cree, todavía le tiene confianza. Y ese será uno de sus principales activos si es que al final resulta ser la abanderada como muchos ya aseguran.
Sus puntos en contra es que la llevarán a las cuerdas como lo hicieron con Enrique Agüera en el 2013, ante una actitud anodina o timorata, ante la falta de un discurso claro, sería muy fácil desbancarla con una guerra sucia y con campañas negras en redes sociales.
Agüera perdió además de su soberbia por tener miedo y por todos sus asesores y trabajadores que pensaban que era lo mismo una campaña que la BUAP. Blanca podría ganar por su carisma, pero ante su actitud inconsistente, su discurso de viejo político que dice mucho pero al final no dice nada y de lo políticamente correcto, no sería un buen elemento para el 2016 que se necesita un candidato que contraste.
A menos que manden a un Enrique Doger como líder del PRI y que él sí se ponga los guantes y pare los ataques, entonces, podría funcionar.
Estas serán las vacaciones más largas por lo menos para cuatro priistas: Blanca Alcalá, Enrique Doger, Alberto Jiménez y Alejandro Armenta. Será larga la agonía. El nerviosismo invadirá sus fiestas, mientras velan armas para el 2016.
En tanto, nos leemos hasta enero, que ahí sí habrá que rezarle a San Juditas Tadeo porque los chingadazos van a estar de a peso.