Friday, 19 de April de 2024

Dios en el Poder

Jueves, 05 Febrero 2015 02:00
Selene Rios Andraca

El karma priista o Ana Isabel Allende

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Estoy segura que los priistas poblanos hicieron algo muy malísimo en sus vidas anteriores y que por eso hoy lo están pagando al precio más alto.Pobres de los priistas poblanos van de Fernando Morales en peor y así.

Cuando ellos creen que ningún líder puede caer más bajo que su predecesor llega Ana Isabel Allende y logra que el ya madreado y humillado partidazo, sea hoy un recuerdo lejano del partido que un día gobernó.

Suspiros.

¿Qué talento tendrá esta mujer entre sus manos para conseguir que su partido llegara al fondo del fondo en el que lo dejó Pablito Fernández del Campo, Fernando Morales y Juan Carlos Lastiri?

Llevo cinco meses esperando, paciente cual monje budista, los tambores de guerra que prometió Ana Isabel Allende en su toma de protesta, en la que por cierto, se puso súper loquilla, muy a la Sofía Méndez, a cantarle al gobernador Rafael Moreno Valle que tiene un corazón, corazón, corazón, corazón de concreto hidráulico, corazón.

Bendito sea Dios, el mandatario poblano se pudo levantar de semejante madriza sentimental, aunque tengo mis dudas sobre la integridad de la lideresa priista en Puebla.

Tengo la impresión que después de cantarle al gobernador, Allende ya no pudo ni con su alma. Quizá cayó en una profunda depresión por descubrir que el mandatario tiene un corazón de concreto hidráulico y unas arterias de ciclopistas o qué sé yo. Pero desde que rindió protesta, Ana Isabel desapareció, se esfumó, se la tragó la tierra, huyó o se la robaron.

Usted querido lector creerá que soy la única que no la ha visto, pero para paz de mi alma, le puedo decir que ni yo, ni usted ni ningún priista de Puebla—vaya ningún trabajador del PRI Estatal— ha visto a su Presidenta ni le conoce la voz, pues.

A Ana Isabel Allende no la ha visto la señora que limpia la sede Estatal del PRI.
Tampoco el sonriente portero de las oficinas.
Mucho menos el señor que rellena la máquina de chucherías y refrescos.
Ni siquiera la legendaria secretaria de la oficina de la Presidencia del PRI en Puebla.
Ni los secretarios de Elecciones, Organización, Prensa y demás carteras.
Vaya, menos los chicos que hacen los boletines.

En resumen: a Anita ni siquiera la conocen los trabajadores del PRI estatal: ¡Porque nunca va a sus oficinas!
¡Ni da entrevistas!
¡Ni critica al gobernador!
¡Ni al alcalde!
¡Ni a nadie!

¿Entonces qué hace Ana Isabel en su papel de dirigente si no acude a las oficinas, si no da la cara a los medios de comunicación y no fija posturas en su papel opositor?

#Plop

Nadie sabe en Puebla que Ana Isabel Allende es la lideresa del PRI y con nadie, me refiero a nadie. Vaya, ni Peña Nieto lo sabe. Pero la gran duda es ¿Nadie conoce a Ana Isabel Allende o Ana Isabel Allende no conoce a nadie o todas las anteriores?

No conoce a sus líderes municipales.
No conoce a sus líderes seccionales.
No conoce a sus cuadros sobresalientes del interior del estado.
(Ni de la capital)
Y según, las malas lenguas, ni siquiera está segura de conocer a los palomeados para los próximos comicios.

Para acabarla, Anita la Fantasmita sufrió el peor oso de su vida frente unos cuántos priistas que acudieron a la visita del presidente a la inauguración al Hospital del Niño Poblano.

Palabras más, palabras menos, el encuentro entre Ana Isabel Allende y Enrique Peña Nieto el pasado 19 de enero en el recién inaugurado hospital del Niño Poblano fue más o menos así (Considere lector que la lideresa tuvo que sortear algunas personas, brincarse otras, arrimarse bastante y atravesársele a unos cuántos para llegar hasta Peña):

—Ay, ho, ho hola, pre-presidente, qué, qué gusto verlo— balbuceó sonriente Ana Isabel.
—Ah, hola.
—Mu-mu-mucho gusto yo soy la, la, la…
—¿La qué?
—La-la-la…
—¿La-la-la qué?
—La-la- dirigente del PRrrrrI en Puebla, señor.
—Ah. Mucho gusto.
—Este, yo quería, este, saber si, este, me regalaba un minutito para ¿Cómo se llama?… para… hablar…
—¿Para qué?
—Pa-pa-para hablar de los candidatos.
—Ay mija, ahora ese no es tema. Hasta luego.

Chale.

No sé quién me duele más: Ana Isabel o el PRI.

Naaaa es broma. Ninguno de los dos.

Queda.