Saturday, 25 de May de 2024

Recopilación de regaños absurdos

Por Yonadab Cabrera / /

No les ha pasado que los regañan por todo, de todo y para todo. Lo peor del caso es que algunos de esos regaños no tienen razón de ser. ¿A cuántos de ustedes los regañó su mamá pensando que habían hecho algo malo y resulta que fue su primo o el vecino? O peor aún, ¿Nunca los regañaron solo para desahogarse, gritar por gritar o nada más porque no hay otra cosa qué hacer?

Por eso es que aquí les dejo esta breve recopilación de reprendas sin razón de ser, si fueron víctima de alguna, la pueden compartir en este espacio.

1. Por qué te vas de vacaciones cuando estás de vacaciones

Este es mi favorito y la frase célebre salió de la boca del subdirector del periódico CAMBIO y un gran amigo, Héctor Hugo Cruz.

Verán. Corría el verano de 2011, toda la redacción de CAMBIO esperaba las vacaciones y mi buena amiga Selene Ríos, alias Rayas, me había invitado a pasar los días con ella y su familia en Chilpancingo. Corrimos a la oficina a cobrar nuestra quincena, hicimos las maletas, las cajas de huevo, cargamos con el perro “Pulgoso” y hasta la gallina “Macha”.

Estábamos llegando a Chilpancingo cuando una llamada inesperada entró a mi cel:

Nena y Huga (Héctor Hugo de cariño)

—Amiga Nena y Huga ¿Qué sorpresa? ¿Tanto me extrañas? (Léase en tono de sorpresa)— respondí al mismo tiempo en qué hacía cara de confusión a Selene.

Y fiel a su estilo, no esperaba más, solo me respondió:

—Déjate de mamadas, ¿Dónde estás?

—Pues dónde más.

—Por eso, ¿Dónde estás?

—Pues de vacaciones.

—Ya sé que estás de vacaciones, ¿Pero dónde?— contestó en el tono iracundo y desesperado que lo caracterizan.

—Vine con Selene a Chilpancingo.

—¿Qué estás pendejo? ¿Quién te dio permiso de irte de vacaciones en tus vacaciones?

No resistí, solté la carcajada al escuchar tan emotiva frase, que hasta ahora me sigue dando risa “¿Por qué te vas de vacaciones en tus vacaciones?”.

—No me causa ninguna risa, te regresas ahora mismo— me dijo con su mismo tono iracundo.

—Pero no hay forma de regresarme ahorita, ¿Qué estás loco?

—Bueno, pues mañana te quiero aquí en la oficina a primera hora.

Y me colgó. Por supuesto, no dormí del estrés, la desesperación y la pena de haberme ido de vacaciones en mis vacaciones.

2. Por qué fuiste al evento al que no te invitaron pero te mandé

El segundo regaño no podría ser de nadie más que de mi adorada Selene Ríos —Rayas—, que tiene muchos regaños, pero este es uno de los más absurdos e ilógicos que se le han ocurrido.

Resulta que al poco tiempo de que abrimos CENTRAL, el gobernador Rafael Moreno Valle en compañía del aún presidente espurio Felipe Calderón, darían el importante anuncio en Los Pinos sobre la instalación de AUDI en Puebla.

Un buen reportero le pasó a Viridiana Lozano la agenda del gobernador y la invitación para asistir a Los Pinos. —¡No mames que hay salida para Los Pinos a las 6 de la mañana. El gobernador y Calderón anunciarán la instalación de AUDI en Puebla— expresó Viri en su ya muy conocido tono de exaltación y a punto de infartarse.

De inmediato Selene Ríos dijo: Yooona, te vas al D.F. llega temprano a Casa Aguayo, no quiero que te deje el autobús, es importante que vayamos.

Me preocupé mucho ante tal orden pues eran las 3 de la mañana:

—Oye Selene son las 3 de la mañana, no voy a dormir nada. Me siento muy cansado.

—Me vale madre cómo te sientas, dije que vas y punto y no regresas a la oficina si no traes la nota. Fin de la discusión, ¡Háblale a la mano!, ¡Quieras o no!

Y ante toda esa lluvia de frases tajantes no me quedó más remedio que ir a la gira todo desvelado, cansado y sin ilusiones.

Llegué a Casa Aguayo —sede de la Secretaría General de Gobierno— subí al autobús y apenas había cinco reporteros, entre ellos mi amigo Hugo Sánchez Izquierdo, alguien del Sol de Puebla, otro más de Milenio, Radio Oro y Ultra Radio. Se me hizo raro que no hubiera más reporteros, pero era más mi sueño que mi duda, por lo que me dormí.

Desperté a la hora, pensé que ya estaríamos en la entrada del Distrito Federal ahora ciudad de México, buscaba las estaciones de metro, el caos, el tráfico, pero seguíamos en Casa Aguayo ¿Qué raro que sigamos aquí? Tal vez están esperando a que lleguen más medios. ¿Quién sabe por qué no llegan o igual ni les interesa?, bueno x´s me voy a dormir otra vez. Es lo que pensé mientras veía subir y bajar del autobús a todo el personal de Comunicación Social del gobierno.

Se veían angustiados, desesperados, miraban a cada rato su reloj, por supuesto supuse que se estaba haciendo tarde, que llevábamos dos horas de retraso, y que eso se debía a los reporteros que no querían ir.

Pero ¿Cuál fue mi sorpresa?

Resulta que yo era la causa de todo ese estrés y desesperación, pues no estaba invitado y pensaban que había ido para boicotear el evento:

—Yona, mira lo que pasa es que para ir a Los Pinos acreditamos a los reporteros previamente y tú no estás acreditado, entonces no sabemos si puedas entrar. Tal vez nos esperarías sentado en la banqueta afuera de Los Pinos, pero no es por nosotros sino por el Estado Mayor Presidencial— me dijo uno de los amigos de Comunicación Social.

—Pero nosotros nunca recibimos la invitación para acreditarnos.

—Es queeeeee…. Cómo te explico…… solo invitamos a algunos medios, no a todos y ustedes no estaban incluidos en la lista, pero si gustas puedes ir solo que no te garantizo que puedas entrar— dijo el muchacho muy asustado, atemorizado y nervioso.

—Sí no hay problema, yo me espero afuera y ya me pasan los audios o sus boletines, lo que sea, es que Selene me dijo que si no me iba y si no regresaba con la nota, me olvidara de mi trabajo, de mi casa y de mi vida. Entonces mejor voy.

La teoría de los de Comunicación Social era que CENTRAL buscaba boicotear el evento, decir que nos bloqueaban con la agenda, o que nos llevaron al Distrito Federal a sentarnos en un banqueta, bajo el frío, luego el sol y la contaminación.

Al final me consiguieron una acreditación y de regreso:

—¿Por qué te fuiste al D.F? — cuestionó Selene en su muy típico tono enfurecido.

—Pues porque tú me mandaste y me amenazaste con quitarme todo si es que no iba.

—Pero no estábamos invitados.

—Pero tú me obligaste a ir y me dijiste que te valía todo, que yo tenía que ir y fui y traigo la nota.

—Ahora parecemos los loquitoooooooooooooooos. Aaaaaaaaaahhhhhh.

Y así fue como me regañaron por ir a un evento al que me mandaron.

3. Te obligan a formarte en un banco que no es tu banco

El siguiente regaño también fue de la muy querida Selene Ríos. También fue en aquellos tiempos en que CENTRAL daba sus primeras publicaciones y sus primeros pagos de quincena y justamente para pagar esta teníamos que ir a un banco a cambiar un cheque.

Como siempre Selene Ríos se fue al gym y a las 3:50 se le ocurrió ir a cambiar el cheque, pasó por mí, estiró su mano por la ventana del copiloto y me subió a su coche. Corrió, voló, bufó y gritó mientras nos dirigíamos al banco.

—¡Carajo! Ya es bien tarde.

—Sí lo sé, ¿Pero a dónde vamos?

—Pues al banco, no preguntes pendejadas y menos ahorita que estoy estresada.

—Pero es que no…

—No qué, ya no me estreses que es tarde.

—Por eso, pero es queeeee….

—Ya cállate. Ya llegamos al banco, bájate y fórmate.

—Pero…

—Pero nada, quiero que te bajes y ver que te formes… Deja de estarme jalandote los huevos y fórmate.

—¿Ya viste la fila?

—Por eso, fórmateeeeeeeeeeeeeeeeee.

—Ok.

Bajé del coche y me formé. Inmediatamente de que entré al banco lo cerraron; antes que yo había como 50 personas, por lo que tardé en pasar unos 40 minutos y al llegar a ventanilla:

—Joven su cheque es Bancomer y este es Banorte.

—Sí lo sé, pero no me lo pueden depositar o cambiar.

—Lo podemos depositar en su cuenta, pero aparecerá reflejado en 24 horas.

Por supuesto dije que no, salí con mi cara triste:

—¿Qué pasó y el dinero, por qué regresas con el cheque? ¿No tiene fondos?

—Pues es que no es el banco.

—¿Cómo que no es el banco? ¿Por qué no me dijiste?

—Traté de decirte, nunca me dejaste. Solo me fuiste regañando y mentando la madre por lo tarde que era.

—¡Maldita sea! Carajo.

Jajajaja y así tengo interminables relatos de regaños absurdos. Como por ejemplo cuando Arturo Rueda, el director de CAMBIO, me regañó por no haber ido a un evento del candidato fallido a la gubernatura Javier López Zavala, cuando la invitación al evento la recibió él y nunca la compartió.

O ayer en el gym, me regañó una señora de la tercera edad por no dejar el aparato para hacer abductores “abierto”:

—Lo dejaste cerrado, ábrelo.

—¿Mi locker?

—Ay no, estúpido, el aparato.

—¿Aparato? ¿Cuál? ¿De qué habla?

—Pues el que estás usando, ábrelo porque se ve más bonito así.

Moraleja: cuando estás expuesto a un regaño absurdo no te queda más remedio que hacerte la zarigüeya, o sea pendejo, pues de cualquier manera te regañarán.

¡Claro, chinguen al guapo!

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