Sunday, 05 de May de 2024

La mochila de la vergüenza

Por Yonadab Cabrera / /

Es momento de una buena idea y una mala idea.

Clin (onomatopeya de foquito encendido)

Buena idea: evitar la deshidratación en la bici de montaña.

Mala idea: evitar la deshidratación en la bici de montaña.

Sí, lo sé, suena muy redundante y estúpido pero en verdad ambas ideas resultaron una catástrofe para mí. Deshidratarte o no deshidratarte en la montaña da lo mismo, pues terminé vilmente regañado por Selene Ríos Andraca. Sí, una vez más, sufrí las embestidas de Rayas.

Verán:

Hace unas semanas como ya es costumbre La Rayas, su querido hermano Kimy y yo fuimos a la bici de montaña. Todo marchaba con normalidad, las risas, el calor, el cansancio, el sudor, el bullying de Kimy, todo transcurría con aparente calma, tooooodo, hasta que cometí mi mayor pecado: “haber llevado una botella de 2 litros de agua para sortear la sed en la montaña”.

De pronto, esa bonita convivencia se tornó en un paisaje gris, desolado y muy triste, pues una vez más fui víctima de los regaños de Selene Ríos. Sí aquellos regaños como el épico que en una entrega anterior les relaté “Yonadab no regreses a la oficina si no traes la nota de Audi”.

—¡No mames Yonadab! por qué solo trajiste una botella de agua y encima de todo te la tomaste, por qué eres un pinche inconsciente y trajiste agua solo para ti y Kimy y yo qué vamos a tomar. Además, te chingaste los 2 litros de aguagritó Selene con mucha cólera, transformada por la insolación y el cansancio.

Pero, pero, peeero, peeeeeee….

—Pero nada, naaaaaada. Si mi hermanito y yo morimos aquí en la montaña será tu culpa, las maldiciones de la montaña, de los Ríos, de los periodistas y de los ciclistas te caerán al mismo tiempo y con toda su furia; escúchalo bien, escúuuuuuchalo, tus hijos, tus nietos, tus bisnietos y toda tu descendencia también sufrirán esas maldiciones, así que más vale que no nos deshidratemos mi hermanito y yo.

Lo que nunca pude explicar es que Kimy, su hermanito tan querido, el peloncito y tierno Kimy, fue quien se tomó el agua y yo le pregunté si le compraba algo para tomar y me dijo que no.

Así de triste fue esa historia, de la cual mi buena amiga Naty de los Raptors es testigo, pues a la semana siguiente preguntó con mucho interés —¿Ya los está regañando Selene otra vez?—

Y en efecto, a la siguiente semana con la amarga experiencia de los 8 días antes, decidí tomar cartas en el asunto —Ahora sí no habrá poder humano que me regañe, por fin Rayas me felicitará por algo. Llevaré suficiente agua para los tres—.

Pero no solo eso, con tal de que Selene me felicitara por algo, tomé la iniciativa de cargar en una sola mochila el agua, los alimentos y todos los víveres necesarios para que sobreviviera a la montaña. Es así como agarré su mochila floreada de color rosa, sin importarme las burlas por llevar una mochila de niña, le eché 20 kilos de todo y emprendí el ascenso a la montaña.

La lista de todo lo que llevaba la mochila rosa floreada fue más o menos así:

4 botellas de 2 litros de agua.

2 botellas de gatorade de su sabor favorito, cada una de un litro.

Una bolsa de un kilo de frutas secas (cacahuates, nueces, pasas y hasta pepitas)

Su sudadera

Su licra

Y un sinfín de outfits para todo tipo de clima.

Por supuesto, el ascenso se me complicó bastante, iba muuuuuuy lento, llegaba al último en todos los descansos, ya no podía ni con mi alma, me sentía como el maestro Roshi de Dragon Ball, cargando un caparazón de tortuga de 100 kilos.

Para mi infortunio vino la tormenta, lo que menos esperé ese fin de semana, un regaño más, ahora por qué. Sí como lo imaginan, por querer salvarla de la deshidratación y por cargar absurdamente 20 kilos de tonterías.

—¡No mames Yonadab! ¿Por qué vienes todo cansado y hasta el final?

—Ay amighola, es que figúrate que traigo las aguas, los gatorade, las galletas, chocolates, tu ropa y ya me siento cansado.

—¡No mames! Por qué cargas todo eso, qué estás loco, la mochila está pesada, llevas piedras o qué chingaos. Deja de hacer pendejadas, para qué queremos tanta agua y tantas cosas.

Pero tú, es que, me dijiste, eeehh.

—Nada, naaaaada, yo no te dije nada ¿Cuándo será el día en que hagas algo bien, algooooo, solo aaalgo? Dios qué hice para merecer este castigo. Por eso, cargarás “La mochila de la vergüenza” como “La Piedra de la Vergüenza” que cargó Homero Simpson. A ver si así aprendes.

Me quedé perplejo, una semana antes sufrí un regaño descomunal por no llevar la suficiente agua y a la otra semana por llevar agua. Me resigné a ir regañado el resto del viaje y por supuesto a seguir cargando “La mochila de la vergüenza”.

—De puritito castigo te llevarás los 40 kilómetros que faltan la mochila de la vergüenza y todos aquí tienen prohibido ayudarte. Solo así aprenderás a dejar de hacer mamadas— dijo Selene nuevamente con su tono de cólera, con una mirada iracunda y la cara roja aunque no sabía si era de coraje o la insolación.

Y así me fui el resto del viaje, cansado, flaco, ojeroso y sin ilusiones, cargando “La mochila de la vergüenza”.

La siguiente foto es evidencia de “La mochila de la vergüenza”.

Moraleja: hagas lo que hagas siempre quedas mal.

 

¡Claro, chinguen al guapo!

 

 

 

 

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