Saturday, 18 de May de 2024

Entrevista al gobernador

Por Yonadab Cabrera / /

Todo estaba listo: la cámara profesional de nuestros amigos de SPN, el guión de la entrevista, el tripíe, la ambientación de Casa Puebla, Arturo Rueda —director de Cambio—, el gobernador Rafael Moreno Valle y por supuesto, Yo estaba más que listo para esa gran entrevista.

Rueda pensaba que la entrevista a Moreno Valle le daría el empujoncito que su carrera periodística necesitaba: ¡Ya la hice! Me consagraré como los grandes”, pensaba el director de Cambio mientras esperábamos al gober en el Anexo de Casa Puebla.

Moreno Valle creía que con esa entrevista muchos poblanos se convencerían de que habían hecho la mejor elección: ¡Ya la hice! Me consagraré como el mejor gobernador de Puebla”, imaginaba el mandatario con la súper entrevista que le concedió a Cambio.

Por mi parte, solo pensaba en Moreno Valle y su gran “Don” para detectar talentos en comunicación política e imagen: ¡Ya la hice! Me nombrará su asesor estrella…”, imaginaba ilusamente mientras le acomodaba lavalier para su gran entrevista.

Por favor Diosito, por favor, por favor que me voltee a ver, que me pregunte a qué me dedico, o que me diga que me veo muy inteligente y talentoso— exploté al máximo mi programación neurolingüística para jalar la atención del gober, pero no funcionó y es que los que me conocen bien, saben que siempre me dio curiosidad eso de la imagen, el marketing político y electoral.

Tan enfocado estaba en captar la atención de Moreno Valle que se me olvidó por completo la entrevista. Sí, esa entrevista que catapultaría la carrera de Rueda, la misma entrevista que ayudaría al gober a convencer a los poblanos que era el mejor gober, esa entrevista que me posicionaría en el mercado de los expertos en el manejo de crisis, campañas, etc.

Sí, hacía todo para llamar la atención del gober, todo para que Moreno Valle se fijara en mi talento: reí, intervine en la plática, di datos, hice malabares, aventaba las pelotitas de una a otra mano, tarara tarara, tarararaaaa (léase como onomatopeya de música de circo), pero nunca me peló, me ignoró categóricamente.

Muy atento estuve a mi gran sueño para salir de la pobreza, e irme a las grandes ligas que me olvidé de la entrevista.

—¿Todo salió bien? ¿Qué tal la entrevista?— me preguntó Rueda.

—De lujo Doc, todo estuvo muy bien, tenemos buena imagen, las preguntas ni se diga, con esos cuestionamientos y esa manera tan peculiar que tienes para entrevistar, serás mejor que Adela Micha.

—Muy bien, el vídeo saldrá el lunes. Tienes tres días para terminarlo. Lo quiero chingón porque se lo regalaremos al gober.

—OK.

Encargué el vídeo a mi gran amigo @erickbortolotti —dejo su twitter para mis guapas amigas que lo quieran conquistar— y así pasó el viernes, sábado y el domingo a las 5 de la tarde:

—Es hora de revisar el vídeo de esa gran entrevista que a todos nos llevará al estrellato— me dije a mi mismo mientras caminaba hacia la cabina de tv. Prendí la compu, abrí el programa de edición, y poco a poco fue cambiando mi expresión, de esa gran sonrisa de oreja a oreja solo quedó una cara larga, espantada y desesperada.

—¡No mames Yonadab¡ no tiene audio— me autodije en voz alta y me empecé a azotar contra la pared, contra la computadora y contra todo lo que encontré a mi alrededor. No lo podía creer, la pinche entrevista no tenía audio, no se escuchaba nada, nadita, ni un susurro.

En chinga le llamé al amigo Erick:

—Amigo Erick, ¿Qué pasó con el vídeo, no se escucha?— le comuniqué casi llorando, al borde del llanto y de un infarto. Rueda me iba a matar, adiós a su súper carrera de periodista.

—Amigo, es que el equipo de cómputo que tiene Cambio no es sofisticado, no lee el full HD.

—Aaaaaaaahhhh, me quiero volver chango. Me van a matar, me van a matar, me va a matar Rueeeeeeeda.

El pobre amigo Erick muy alarmado y preocupado empezó a hacer lo que pudo, yo le tuve que avisar a Héctor Hugo Cruz —jefe de información— y a Selene Ríos, pero nada ni nadie, esta vez ni Selene me podría salvar de la deshonra y de salir de Cambio con la letra P de pendejo.

—¡Yonadaaaaab, yujú, yujú— era Rueeeeedaaaa, ya había llegado y me estaba llamando para saber cómo iba la edición del vídeo.

Cri, cri, cri (onomatopeya de grillo)

—Yona, Yona, ¿Dónde andas pillín?

Cri, cri, cri, criiiiiiiii.

—¿Yonadab dónde chingada madre estás?

—Eeeeeeeste, aquí. Aaaaaahh, eeeeehh, ya voy doctor.

—¿Cómo va el vídeo?

—Eeeeeeste ¿El vídeo?

—Sí, el vídeo.

—¿Vídeo? ¿Cuál vídeo?— respondía con interrogativos al mismo tiempo en que sudaba frío, pasaba saliva, temblaba y me preparaba para lo peor, para ser despedido y sacado a patadas de Cambio como cuando corrieron al Chavo del 8 de la Vecindad.

—No te hagas pendejo, el vídeo de la entrevista del gobernador.

—Hay doctor es que pasó algo terrible— le respondí a Rueda todo acongojado mientras pensaba en el mejor pretexto, no sabía si decirle que mi perro se había comido el cassette, si los extraterrestres se lo habían llevado para examinar su inteligencia y la de Moreno Valle, o que me lo habían robado en un asalto. No sabía que decirle y opté por la verdad.

Rueda estalló en cólera. Incluso, recuerdo ese momento y se me vuelven a salir las lágrimas del susto y la tristeza.

Yonaaaaaaaadab eres un pendejo, vales madres, ahora lo arreglas, yo no sé cómo le haces pero mañana tiene que estar esa entrevista en el portal a primera hora. ¡No me importa lo que tengas que haceeeeeeeeeeer! Si mi carrera periodística se hunde, tú te hundes con ella, ¿Escuchaste? ¡Te hundes! ¡Te hundeeeeeeeeeeees!— gritó Rueda como nunca antes en su vida, a todos les dio miedo, todos sucumbimos ante su ira.

Corrí de nuevo a la cabina, pasé una y otra vez el vídeo de la cámara a la computadora, una y otra vez. Ante mi nerviosismo y miedo, Héctor Hugo, Selene y la tía Pau —editora de Cambio— me ayudaron a hacer algo, a hacer todo lo posible para publicar el vídeo y así nos dieron las 8, las 9, las 12, las 3, 5, 7 de la mañana y nunca lo logramos editar.

Todos nos fuimos a dormir mientras me daban el pésame, me abrazaban y me buscaban opciones de trabajo. Todos sabíamos que iba a morir y no había vuelta atrás.

En los últimos intentos desesperados, pedimos ayuda a Televisa, a Tv Azteca, Kratos, Puebla Comunicaciones —hasta Marcelo García Almaguer se ofreció a salvarme el pellejo—, pero nadie en Puebla contaba con la tecnología para editar ese vídeo.

—Uy no, mano ¿En qué lío te has metido? Esto solo se puede editar en Estados Unidos, aquí en México no hay esa tecnología— me comentó con voz de Godínez uno de los colaboradores de Puebla Comunicaciones y más me alarmó.

Pasaban las horas, sentía como si hubieran pasado días, semanas o meses, tenía miedo de llegar a Cambio, en última instancia tuve un destello de lucidez y se me ocurrió llevar el cassette a los amigos de SPN que habían grabado la entrevista.

¿Y qué creen?

En 15 minutos la editaron, en 15 puuuuuutos minutos lo resolvieron, en un cuarto de hora, sí, en un maldito cuarto de hora arreglaron todo lo que no pudimos más de 10 personas.

Con la entrevista editada, la cola entre las patas, temblando, sudando frío y muy triste, regresé a Cambio, entregué el disco y me puse a trabajar.

Al final nada se desmoronó, Rueda siguió con su carrera periodística, el gober…. Mmm sigue gobernando Puebla y yo, yo seguí en Cambio.

¡Eres un pendejo Yonadab!

Fue lo único que me dijo mi querido amigo.

Moraleja: nunca se hagan chaquetas mentales mientras trabajan, ni existen los políticos con algún don extraño y menos son descubridores de talento.

¡Claro, chinguen al guapo!

 

 

 

 

 

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