El Domingo de Ramos comenzó desde muy temprano en los templos católicos más concurridos de la ciudad de Puebla.
La Catedral, el Templo de San Joaquín y El Carmen, son algunas de las iglesias en donde desde muy temprano empezó una gran afluencia de gente por esta tradición católica.
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El Domingo de Ramos es una celebración religiosa en la que la mayoría de las confesiones del cristianismo conmemora la entrada de Jesucristo a Jerusalén, dando inicio a la Semana Santa.
Es una fiesta cristiana movible que cae el domingo antes de Pascua: sexto domingo de Cuaresma.
Domingo de Ramos en Puebla
En la catedral poblana se puede ver desde muy temprano gente comprando sus palmas en forma de cruz, adornadas con flores y brillos y las más elaboradas con la forma de un cristo.
Estas palmas se venden alrededor de la Catedral y en el atrio; los precios oscilan entre los 20 y 35 pesos, dependiendo de qué tan elaborada quieras tu palma.
Los fieles católicos acuden con ellas a las diferentes misas que ofrece la Catedral para que sean bendecidas por algún sacerdote. Además, la decoración del recinto religioso sobresale de entre todos los inmuebles, pues colocaron un templete de palma.
Sobre esa misma calle, en la 16 de Septiembre, encontrarás puestos de comida, gorditas y pan de fiesta, así como en el Templo de San Joaquín algunos puestos de palmas y gente entrando a la iglesia para reafirmar su fe.
Por el lado de El Carmen, también se puede ver la celebración desde las primeras horas del día, con puestos de comida y fieles católicos comprar sus ramas afuera del Templo Conventual de Nuestra Señora del Carmen.
Sin duda, una celebración que se ha retomado con fuerza este año, después de dos años de mantenerse con un perfil bajo por causas de la pandemia de coronavirus.
En la tradición cristiana, los ramos de palma representan el símbolo de la renovación de la fe en Dios, así como de la vida y resurrección de Cristo.
Muchos de los devotos acostumbran guardar en sus hogares los ramos de palmas bendecidos por los sacerdotes, como un símbolo de la victoria pascual de Jesucristo. Cuéntanos, ¿tú irás a bendecir tus palmas?
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