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Esmeralda Millán, Leslie y Abigail son hasta ahora los rostros de la violencia ácida en Puebla. Sin embargo, detrás del miedo, la violencia institucional, el machismo y las carencias del Estado, hay otras sobrevivientes. Aquellas que no figuran en registros oficiales. 

Así lo expuso para CENTRAL, Carmen Sánchez, activista a favor de los derechos de las mujeres y creadora de la Fundación que también lleva su nombre. La cual, apoya a mujeres que, como ella, vivieron en carne propia un ataque con sustancias corrosivas. 

La fundación nace después de todas las omisiones del Estado, de haber sufrido ese dolor, esa rabia, esa angustia de saber quién me iba a operar, me sentía pequeñita en un mundo tan grande”. 

De acuerdo con la también estudiante de Derecho y madre de dos hijas adolescentes, hasta hoy acompañan a ocho sobrevivientes en cinco entidades del país. Algunas de ellas son los rostros de violencia ácida en Puebla.  

Entre ellas, a la poblana, Esmeralda Millán, a Jazmín Hernández, de la Ciudad de México; Martha Ávila y Karina López, del Estado de México. Así como a Micaela de Veracruz y Liliana Fernández de Nuevo León. 

Pero también su propio caso y el de María López de la Ciudad de México. La primera mujer víctima de violencia ácida de la que se tiene registro en el país, desde hace 33 años.  

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No obstante, más allá de las cifras oficiales, Carmen sabe que en 2022, hasta 105 mujeres fueron agredidas con ácido. Pero sólo 28 dieron aviso al Ministerio Público. 

A mí me hubiera gustado ser la única mujer atacada con ácido en México. Sin embargo, no es así, al día de hoy la Fundación acompaña a ocho víctimas en cinco estados de la República”, compartió. 

En su caso, Carmen recordó que el ataque “fue la cúspide de la violencia familiar” que padeció durante 10 años por parte de Efrén García. A quien en múltiples ocasiones ya había denunciado, pero las omisiones de las instituciones de la Ciudad de México no impidieron la agresión. 

Dicha tentativa de feminicidio, no sólo provocó a Carmen una reclusión de ocho meses en el hospital, sino el sentirse “castigada por pedir mi libertad”. 

Yo no tuve tiempo para procesar mi duelo, no tuve tiempo para ir recuperándome, sacando mi voz poco a poco, tuve que sacarla de un empujón”. 

Falta de recursos y justicia, las luchas posteriores a la violencia ácida 

Después de la violencia ácida, las sobrevivientes se enfrentan a otras violencias: la revictimización por parte de las autoridades y la falta de recursos. 

En este punto, Carmen Sánchez recordó la ocasión que se encontró con Esmeralda, a quien describió como su inspiración e impulso para crear la Fundación.  

Igual que ella, su situación económica era mínima, lo que la llevó a buscar alternativas, tocar más puertas y solicitar apoyo. Todo con el fin de poder ayudarla, a través de una red de mujeres, misma que en su momento, la salvó. 

Empecé a hacer bazares de ropa para ayudar a Esmeralda, empecé a pedir despensas, dinero con mis amigas. La red de mujeres salva vidas, a mí me salvaron”. 

Tras mencionar que “la justicia que no llega pronto no es justicia”, Carmen Sánchez destacó la importancia de levantar la voz para evitar el silencio del Estado.  

Mismo con el que dijo, se ha vuelto cómplice de los ataques con ácido en el país y para ejemplo está el caso de María López. Quien espera justicia desde 1989, pero también Karina desde hace tres años e incluso Carmen desde hace 9 años.  

Son crímenes de Estado, porque el Estado calla. Porque la mayoría de las mujeres que hemos sido sobrevivientes de estos ataques con ácido ya habíamos denunciado”.

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Claudia Hernández

Claudia Hernández

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la BUAP. Reportera desde 2019 en fuentes de Educación, Cultura, Movimientos Sociales, Religión e Iniciativa Privada en medios de la capital poblana.