Para Gabriela Chumacero —mujer trans—, la homosexualidad no es algo que pueda y deba arreglarse mediante las terapias de conversión. Estás prácticas le dejaron años de tortura física, mental, encierro y electrochoques, de los que solo le quedaron heridas.
A los 11 años, sus padres la llevaron obligatoriamente a lo que ella llama por confidencialidad “el Seminario”. Un recinto ubicado en Puebla capital, donde los sacerdotes, la imagen de Cristo Redentor y las plegarias, no le anticiparon lo que serían cuatro meses de sometimiento.
Eran los años ochenta. La familia se basaba en el “qué dirán” y los psiquiatras de las terapias de conversión del Seminario, ofrecieron curarla. Como si hubiera algo que corregir en ella.
El primer paso fue tragar las pastillas de un riguroso programa de hormonización, del que ni los niños ni los adolescentes se salvan, apenas cruzan la entrada. Además, estaban los test y los estudios para saber por qué insistía en una orientación que no era la socialmente aceptada.
De inmediato comenzaron los rezos todos los días. Y esa forma agresiva en que los eclesiásticos le tocaban cada parte del cuerpo sin consentimiento —”una violación”, define ella—, donde, repetían la plegaria: “lo que haces es una cosa prohibida”.
Gabriela se detiene al contarlo. Aunque asegura haber superado el proceso, vuelven a ella los electrochoques; estar encerrada en un diminuto cuarto oscuro, sin comunicación, sin padres, durante horas, “para que entienda”.
Un poco de silencio, y la áspera voz vuelve a imponerse: “no es tan fácil hablar de esto”. Por eso entiende a las víctimas que apoya como presidenta del Grupo Transgénero Puebla, quienes combaten por acabar con las terapias de conversión.
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Una tortura innecesaria
Gabriela Chumacero comparte la creencia de que ningún Esfuerzo para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (Ecosig) es efectivo. El método deja traumas psicológicos que, por el contrario, podrán fortalecer el rechazo contra la heterosexualidad.
Cuando estuvo en el seminario, bastantes casos encontró de mujeres que fueron violadas, aumentando con ello su rechazo hacia los hombres. Además, considera que se fortalece el miedo hacia las terapias psiquiátricas.
Ellos están violentando un derecho de vida (…) al momento de que los están llevando a una terapia de conversión, lo están llevando a una terapia con un disque especialista en el tema, cuando es mentira”.
Sin embargo, existen grupos que insisten en mantener vigentes las terapias de conversión en Puebla. Señalan que la nueva reforma para prohibir dicha práctica vulnera su derecho a “orientar” la sexualidad de sus hijos.
Aunque aseguran oponerse a métodos de tortura física y mental, han resaltado que tienen la obligación moral de involucrarse con los jóvenes que “dudan” sobre su orientación. El Consejo Poblano de Ministros incluso declaró que su meta es conducir a los menores hacia las conductas que “estipula” Dios.
Estamos realmente preocupados. Atenta en contra de nuestra consejería, de nuestro oficio, de nuestro trabajo, de lo que hacemos. Nosotros aconsejamos a la gente para que pueda tener una vida plena conforme a la palabra de Dios, a las escrituras”.
Este jueves, el Congreso local votará la iniciativa del diputado de Morena, Carlos Evangelista Aniceto, que reforma diversos artículos del Código Penal, para establecer una pena de uno a tres años de cárcel, así como una multa de 50 a 200 días de salario mínimo, contra las personas que impartan u obliguen a otro a tomar cualquier tratamiento que influya en la orientación sexual o en la identidad de género.
La persona moral o física que promueva, imparta, aplique, obligue o financie cualquier tipo de tratamiento, terapia, servicio o práctica, con o sin fines de lucro con el objetivo de obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar, anular o modificar la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona”, señala la propuesta.
Pese a la resistencia de estos grupos y de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN), se espera que los legisladores aprueben la prohibición. Por Gabriela, por la comunidad Lgbtttiq+ y por una vida libre de estigmas.
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