Joel Arcega lleva 20 años siendo reportero en la fuente policíaca de El Sol de Puebla y a lo largo de este tiempo ha tenido que adaptar su trabajo a los cambios que han sufrido tanto los medios de comunicación como la sociedad.
En este sexto aniversario de PÁGINA NEGRA, nos dimos a la tarea de buscar a los periodistas que en los últimos años han delineado las historias menos agradables, aquellos que no son buenas noticias pero que, irónicamente, son las más leídas.
Joel Arcega, el periodista de El Sol de Puebla fue el primero en compartir su forma de ver el periodismo después de dos décadas. Una de las cosas más importantes para él al hacer su trabajo es buscar el lado humano y sensible. Lejos de dar una noticia trágica, busca apoyar a las personas, ya que hay veces en las que gracias a una nota, el caso se visibiliza y se logra esclarecer.
En entrevista con PÁGINA NEGRA, Joel Arcega relató que su pasión por el periodismo comenzó desde que estudiaba en la secundaria. Fue desde entonces cuando entró como asistente en El Sol de Puebla. Y con el tiempo decidió iniciar la carrera de Ciencias de la Comunicación.
Empecé muy chico a trabajar en el periódico, estaba todavía estudiando la secundaria y me empieza a gustar, veía cómo todos los reporteros salían a cubrir las notas. Me enfoqué en estudiar, terminé la secundaria, la prepa y después la carrera de Comunicación”, dijo Joel Arcega.
Una vez concluidos sus estudios, a Joel Arcega fue contratado formalmente y le asignaron cubrir la nota roja. Al principio fue impactante para él llegar al lugar de los hechos y encontrarse cara a cara con las personas que ya habían fallecido. Sin embargo, ahora ve que con lo que escribe puede llegar a ayudar a muchas personas.
Me gustó y ahí me he quedado por muchos años; es bonito porque hay momentos en los que puedes hacer tu nota humanizada. Puedes ayudar a muchas personas. Pero ahora las autoridades se han enfocado en atender lo que dicen los medios y en atender a las víctimas”, cuenta Joel Arcega.
“La forma de hacer periodismo ha evolucionado”
A lo largo de su trayectoria, Joel Arcega ha sido testigo de cómo las redes sociales y la tecnología han revolucionado la forma de hacer periodismo.
A sus inicios, Joel trabajó para “La Voz de Puebla”. En ese entonces tenía que escribir sus notas en la madrugada para que estuviera lista la edición y a mediodía el periódico impreso ya estuviera circulando por la ciudad.
Para obtener las noticias hacía las guardias de noche en la Cruz Roja y conseguía sus contactos cuando platicaba con paramédicos, policías, agentes de tránsito o bomberos. Después ellos le llamaban cuando había algún incidente.
Según cuenta Joel Arcega, antes los reporteros tenían que visitar agencia por agencia del Ministerio Público para conocer si existía alguna denuncia o historia que pudiera funcionar. Ahora, dijo durante la entrevista, con las redes sociales y la tecnología, la información está más al alcance.
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“Ahora se ve más violencia, los hechos son más sangrientos”
Sin embargo, la forma de trabajar no es lo único que ha ido cambiando. Al pasar de los años, el estado de Puebla ha sufrido una descomposición social. La violencia ha ido incrementando y se ha ido normalizando.
Para nosotros hace unos 20 años atrás era muy escandaloso un homicidio y hoy ocurren casi a diario”, mencionó con preocupación el periodista.
Para él la violencia se ha normalizado, pero esto se debe a una descomposición social:
Se está normalizando la violencia, indudablemente han cambiado los tiempos, hay una descomposición social”, comentó Arcega.
Hacer periodismo se ha convertido en un trabajo peligroso
Con el incremento de la violencia en el estado también se afecta directamente a los reporteros y periodistas en Puebla. El trabajo se ha vuelto peligroso. Joel Arcega aplica ciertos protocolos de seguridad al cubrir alguna noticia, exista o no un riesgo.
Cuando maneja una nota con datos sensibles sobre todo en temas de narcomenudeo o huachicol opta por no firmar con su nombre, ya que puede llegar a correr peligro.
Nadie dimensiona que esas personas nos siguen y nos identifican, saben quién eres. Yo he manejado notas muy fuertes, muy importantes y no por ganar prestigio voy a arriesgarme a un ataque, no valdría la pena, hay que valorar la vida”.
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