Jamás en la vida pensé que llegaría este momento, pero he de reconocer que le doy la razón a López Obrador; bueno, al menos en lo que se refiere a la reforma eléctrica. Y la discusión, la verdadera discusión va más allá de lo que se debatió en la Cámara de Diputados.

De entrada, debo recordar a los priistas y panistas que el artículo 27 de la Constitución de México era intocable, pero en 2013, con el Pacto por México, vulneraron la soberanía nacional, aquello de lo único que podíamos presumir que éramos dueños todos los mexicanos.

Priistas y panistas le abrieron la puerta a la inversión extranjera para explotar y saquear nuestros recursos naturales, bajo el argumento de que era necesario para expandir las inversiones, la infraestructura de los energéticos y mucho más.

Cosa que resultó más falsa y aún así, más allá de la promesa de la prosperidad, vulneraron la soberanía nacional. Privatizaron la riqueza de los mexicanos, violentaron la Constitución de México.

Ahora vamos aún más lejos. La privatización del sector eléctrico se estaba fraguando, o planeando, desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando empezó con la venta de los bienes de la nación y las para estatales. En aquellos años fueron los sindicatos de la energía eléctrica los que impidieron la privatización del sector.

Pero Salinas inició una estrategia sigilosa, muy fina casi como hilo de araña, porque poco a poco el estado fue reduciendo los recursos para la operación del sector. En especial de Luz y Fuerza, que tenía el sindicato más aguerrido.

Ernesto Zedillo y Vicente Fox continuaron con el desgaste y me queda claro, que todo obedecía al tan famoso y trillado “Neoliberalismo”. Sí, desde tiempos de Miguel de la Madrid, Estados Unidos, el principal socio comercial de México, presionaba una y otra vez para romper el modelo económico de “Desarrollo Estabilizador”, para que el país entrara al régimen capitalista.

Fue en 1960 cuando Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica, y les recomiendo escuchar el discurso que pronunció aquel 27 de septiembre de 1960, hablando precisamente del derecho de los mexicanos a producir su propia energía y administrarla.

Ahora, una vez que el PRI, el PAN y el PRD nos ensartaron con el Pacto por México, habrá que revisar las cláusulas de los contratos, porque nos dejaron inmersos en el mundo de la tecnocracia y los negocios. Yo creo que López Obrador tendría que echar un vistazo al modelo chino y la experiencia que ha generado.

Y, de entrada, puedo decir que estoy a favor de la reforma eléctrica, y los primeros que vendieron a la patria fueron el PRI y el PAN.