Al que le deberían de jalar las orejas es al diputado local por Huejotzingo, Roberto Solís por fomentar el consumo de chelas y bebidas alcohólicas para el Carnaval de Huejotzingo. Además, quien debería de darle tremendo jalón de orejas o patilla es el mismísimo gobernador, Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Hace unos días, el gobernador de Puebla hizo un llamado a las autoridades de los municipios donde año con año se celebran los tradicionales carnavales en febrero, así como a sus respectivas poblaciones para preservar la cultura y las tradicionales originales en torno a las fiestas de carne, que por supuesto excluyen el consumo de chelas y bebidas alcohólicas en general.
De hecho, mi amigo Sergio Salomón fue muy enfático, enérgico y claro con la petición porque ya sabemos que han pasado diferentes historias trágicas alrededor de estas festividades. Sí, todos en Puebla captaron el mensaje, todos en Puebla se alinearon, todos a excepción de una persona, y no es cualquier persona, es un diputado, es este diputado que ya lo conocemos por tener una amplia lista de ocurrencias, insensateces y abusos.
Sí, el diputado del bloque Juntos Haremos Historia Roberto Solís fue el único poblano que se atrevió a desafiar los designios de Sergio Salomón Céspedes, ni siquiera los diputados del PRI, del PAN, los alcaldes donde se llevan a cabo estos carnavales. El primero que puso el mal ejemplo fue Roberto Solís, para variar y espero que ahora sí por lo menos tenga una llamada de atención.
Pero ¿Qué hizo este diputado?
Resulta que participó el pasado fin de semana en “Las Mascaritas” de Huejotzingo, una festividad previa al carnaval. Se realizan un domingo antes de la fiesta grande de todos los huejotzingas y aprovechó para convivir con el batallón de los zacapoaxtlas del Tercer Barrio, y hasta escribió que es uno de los batallones con más años y tradición.
También puso que se la pasó a todo dar y que amaneció bien adolorido de tanto baile y ajetreo, me imagino. Pidió a sus seguidores de Facebook que le dejaran sus comentarios si anduvieron en el cotorreo y aunque hasta eso se cuidó, o cuidó las formas, si sale en una foto con uno de los integrantes de este batallón sosteniendo una cerveza.
Dirá el diputado o se intentará defender argumentando que él no sostiene una cerveza en su mano a la hora de la foto, pero nada nos asegura que no haya tomado, ingerido al menos una o muchas. El caso es que hay de por medio una petición y orden de su jefe político y que se atrevió a desobedecer. Con el simple hecho de haberse tomado una foto con alguien que sale sosteniendo una lata de cerveza, ya es motivo suficiente para estar promoviendo el consumo de la bebida.
Y miren que a mí me encanta la peda, y hay infinidad de fotos en mis redes sociales echando chelas, pero afortunadamente yo no tengo jefe político que pueda tomar a mal esos lapsus brutus.
Pero lo que ocasionan actitudes como las de Roberto Solís, desencadenan diversos problemas sociales como el hecho de que se manifestaran algunas personas en el municipio supuestamente porque están en contra del cambio del recorrido.
Incluso, estos manifestantes son amigotes de Roberto Solís como el excandidato del Partido Verde a la alcaldía, Juan Núñez quien también empezó a mover a la gente.
La manifestación llegó a tal grado que hasta vandalizaron casas. Según los manifestantes, están en contra de que se cambie el trayecto tradicional del carnaval, pero en realidad es que todos ellos se dedican a la venta de alcohol durante la festividad.
Sí, están enojados porque se les acabó su minita de oro. Ya no podrán vender chelas a diestra y siniestra y eso los tiene enojados. Pero entonces les preocupan más sus intereses económicos que la seguridad de los asistentes.
Además, el patronato del Carnaval lo hace para salvaguardar la seguridad y bienestar de la ciudadanía.
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