Perdonen la expresión. No saben, la quise contener pero lo único que he dicho desde que me contaron el chisme es “¡No mames!”
Sí, “¡No mames”! Al paso al que vamos López Obrador nos enterrará a todos nosotros y él seguirá viviendo por la eternidad. Bien decía un amigo, es como Munra.
Y las sorpresas que nos da, el juego que hace con nuestras mentes un día nos provocarán un cardiacazo.
Es el año y señor de la ilusión, del engaño. Solo diré que las cosas están para que me inyecten un sedante y me despierten en septiembre del 24.
Me enteré que fue el propio Andrés Manuel quien le dijo a María Luisa Albores algo así como “Órale, vas. Te toca. Toca gobernadora”, y ella obedientemente pues fue.
Y ahora que tuvieron gira en Nayarit, le dijo “No, ya no vas. Está muy caliente la cosa. Te bajas”, muy obedientemente María Luisa Albores se bajó. Bueno ni siquiera estaba tan convencida de ir. Más bien fue una treta más de López Obrador para causar ruido.
Lo que en realidad sucedió, es que ya hizo las paces con Monreal y es evidente tras las decoraciones y respaldo del senador al presidente. Ya otra vez se aman. Pero esta nueva luna de miel tóxica no es de a gratis.
Ricardo Monreal tiene el control del Senado y de algunos magistrados, y varias personalidades con las que le podría causar un relajo a López Obrador. Entonces los dos viejillos, expertos en el arte del ganar- ganar, hicieron una tregua que los beneficie.
López Obrador le pidió apoyo para Claudia Sheinbaum, bajarse, abandonar por el momento sus aspiraciones presidenciales. A cambio, el senador entre otras cosas, pidió Puebla.
Ricardo Monreal llevará mano o así quedaron, en la designación de la candidatura a gobernador de Puebla. Ahora bien, y aquí chillo porque podríamos pensar que el gran beneficiario sería Alejandro Armenta.
Claro, por supuesto que desde luego que sí. La negociación lo beneficia, pero en estos meses en que Monreal no tuvo contacto con López Obrador, el enlace fue el Morenacho.
El Morenacho se portó a toda madre con Monreal. Era el único que no lo veía con lástima ni que lo trataba como apestado en el grupo de AMLO y eso hizo que se ganara el afecto del zacatecano.
Entonces, todo está, todos estamos en el lugar donde iniciamos. Los primos Mier esperando. Yo comiéndome las uñas y Julio Huerta mirando.
Así es, Julio Huerta mirando y aguantando. Porque Monreal podría definirse por los Mier pero qué tal si pide ser candidato a la CDMX. La moneda de cambio con Claudia Sheinbaum será Puebla para su nuevo muy mejor amigo.
Y yo sigo comiéndome las uñas. Odio la incertidumbre, ya solo quiero que se defina al candidato. Para dejar que me crezcan las uñas.
Y otra cosa que le confío AMLO a la Albores, es que ya se meterá al partido, o sea Morena para apagar todos los incendios que él mismo ocasionó en los estados.
Repartirá el pastel a su gente. Llámense los Sheinbaum, los Marcelo, los Adán y otra vez, los Monreal.
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