Más allá del amor y cariño que le tengo a Arturo Rueda, director de Diario Cambio y de lo que mucha gente piensa de él para bien y para mal, su caso nos tiene que llevar a un profundo análisis de varias cosas.
Pero de todo ese análisis, en lo que nos debemos centrar como sociedad es en la “justicia selectiva” como bien lo mencionó Edurne Ochoa.
Imagina estimado lector que un día tienes la desgracia de cruzarte en el camino de un alcalde, de un gobernador, presidente municipal, diputado, senador. El Jr de alguno de ellos, el amigo o el compadre.
Imagina que, por una orden divina, que, por una venganza política, que por el simple hecho de que te le cruzaste en el camino a alguien te mantengan en la cárcel de manera ilegal.
Si a ustedes eso no les aterra, tendrían que empezar a pensarlo. Porque la justicia está en manos de ello, de los políticos, de los que tienen poder, de los que influyen, de los que mandan. Estamos a merced de todos ellos.
Recuerdo precisamente un slogan que Arturo Rueda le puso a Diario Cambio por allá del 2010 “Ellos tienen el poder, pero nosotros la verdad”. Refiriéndonos a los ciudadanos, a los que estamos a merced de lo que digan los políticos.
De los que estamos a Merced o estuvimos a merced de gente como Barbosa, como Vero Vélez, como todas esas personas que se sienten con tanto poder sobre la gente.
Sí, Arturo Rueda como miles de mexicanos, se enfrentó en estos meses a ese poder. A esos que deciden sobre nuestras vidas, sobre nuestra libertad, sobre nuestra esencia.
No sé qué tanto haya influido la presión social para que al final lo dejaran en libertad, pero lo que sí me queda claro es que alguien pataleó, hizo berrinche y hasta lo imposible para dejarlo en prisión de manera ilegal, faltando a las leyes y a la justicia.
Y lo peor del caso es que esas leyes, esa justicia, están al servicio de unas cuantas personas que deciden sobre nosotros.
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