Quiero felicitar a mi amiga Paty Estrada por esta idea. Reunir a mujeres de diferentes partidos políticos para hablar de su trabajo, de su carrera política y de las cosas a las que se han enfrentado por haber decidido entrar en la vida política.
Me gustó mucho el ejercicio. Pero también me llevo varias reflexiones. Y por eso les recomiendo ampliamente ver esta transmisión de más de una hora. Vale la pena en muchos sentidos.
De entrada, creo que olvidamos que detrás de esa investidura de política hay seres humanos y mujeres. A veces en los medios de comunicación eso se nos olvida.
No sabemos qué tanto daño podemos causar con nuestras palabras, con nuestras letras, nuestros párrafos. Claro qué hay un dilema ético y la línea entre lo público y lo privado aunque pareciera ser muy extensa, resulta bastante delgada.
Pero me llama la atención el daño emocional que podemos llegar a causar. Y del físico ya ni hablamos. Por ejemplo, a mi Normita Layón que tanto adoro le echaron una camioneta encima, todo por ser candidata a presidenta municipal.
El daño a Blanca Alcalá por su tono de piel o el estado de origen. A Nora Merino por la edad y la posición. Vaya hasta de Olivia Salomón quien en lo personal me cae bien, de pronto hemos sido agresivos o rudos con ella.
He sido rudo con ella.
Vi, escuché, y me llevo la reflexión de cada palabra, cada frase que en esa mesa pronunciaron. Pero también ya que abrieron el extenso tema del trato de los medios de comunicación y la cobertura que le damos a las políticas, deberíamos de profundizar.
Lo tocó Blanca Alcalá. Habló de la vida pública y privada ¿En qué momento es público, en qué momento es privado?
Y pongo el caso de Olivia Salomón a quien ofrezco de antemano una disculpa pública si es que en algún momento no he sido profesional en los temas que he abordado sobre ella.
Recientemente publiqué que pertenece a cierta religión. Lo cual no es malo, cada quien en este país puede procesar el culto religioso que guste. Para mí se volvió relevante al saber de un centro que se construyó presuntamente en unas tierras despojadas y del que ella forma parte.
Más relevante se me hizo cuando vi quienes eran sus compañeros: empresarios y políticos. E insisto, nunca critiqué ni criticaría ni diría si es malo o no pertenecer a una religión.
Para mí el interés periodístico tiene que ver con esas personas.
Pongo este caso porque hay señalamientos que se deben de hacer y que tienen que ver con el hecho de que son figuras públicas, tienen cargos públicos y las decisiones que toman en dichos cargos impactan en la gente.
Hablo de todo esto, ya que para hacer una mejor cobertura, no estaría de más hablar de lo que sí se puede hablar y de lo que no cómo decirlo.
De mientras, de verdad escucharlas me hizo pensar en el daño que podemos hacerle a las personas y no sabemos cómo les afecta.
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