En general en el IMSS se viven momentos muy difíciles. Y estará peor cuando se active en Puebla el IMSS Bienestar en sustitución del Insabi. La bronca es que el sistema de salud en todo el país ya no se da abasto para atender a los millones de usuarios.
Pero en especial lo que están viviendo al interior de las clínicas y hospitales del IMSS es muy peculiar, de mucho cuidado, paradójicamente un tema de salud, pero no de los pacientes sino de los médicos y para ser más exactos de los residentes.
Muchos médicos lo atribuyen que a la generación de cristal “ahora los nuevos doctores ya no aguantan las chingas de antes, ya no nos hacen como antes, antes nos aguantábamos, así era”. Me han comentado uno que otro doctor de la vieja guardia.
El caso es que entre los residentes y sus arduas jornadas laborales hay casos de intento de suicidio, casos de ansiedad extrema, y muchas deserciones. Muchas deserciones de los residentes.
Tan solo en el Hospital de La Margarita en los últimos meses han desertado 15 residentes. Los mismos doctores, las enfermeras y todos comentan sobre esa situación que no había pasado.
La Margarita perdió a una gran parte de sus residentes y nadie dijo nada, solo rumoraron, nadie hizo nada, solo lo platicaban en los pasillos. Cada vez agoniza más el IMSS y nadie está haciendo nada.
Mientras ya tiene casos muy fuertes relacionados con la salud de sus residentes, algo que no deberían de echar en saco roto.
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