Hace semanas les conté que las autopartes decomisadas en los operativos de la 46 Poniente simplemente desaparecieron. Cómo por arte de magia se esfumaron, volaron.
Eran toneladas y toneladas de autopartes legales e ilegales. Al decir legales me refiero a que provenían de negocios establecidos y con se debida factura; es decir, las habían comprado los comerciantes.
Y claro había infinidad de artículos robados. El caso es que todo eso desapareció. Me contaron que un alto, altísimo mando, se las llevó. Supongo que para hacer más lana de la que ya tiene.
Y ahora me entero de que ya apareció el primer cargamento para este nuevo negocio. Cargamento de cosas doblemente robadas, robadas de las que han hurtado en los delincuentes en las calles de Puebla y robadas por aquellos que según cuidan nuestro patrimonio.
Pero bueno, para no marearlos más, quiero platicarles que 5 mil llantas se fueron a Tehuacán. Sí, seguramente por allá pondrán una llantera muy grande o algo harán, porque estamos hablando de una gran cantidad de dicho artículo.
Imaginen, 5 mil llantas trasladadas a Tehuacán. Ahora ya sé que cuando las mías estén inservibles o hayan llegado al final de su vida útil, iré a dicho municipio a comprarlas. Imagino que como serán doblemente robadas, las dejarán más baratas.
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Por otro lado, he de confesar que tenía mis dudas acerca de la expropiación de La Cuchilla y la 46. Se me hacía muy complejo el asunto aunque por el tema de seguridad pública, estoy de acuerdo en que es necesario.
Pero ahora también me parece buena idea porque me enteré que en la mayoría de los casos, las personas que operan los locales de La Cuchilla ni siquiera son los dueños de los espacios.
“La maña” o sea, los delincuentes se los fueron agandallando con el paso del tiempo, desplazando con base de amenazas a los dueños originales y legítimos.
Mientras que en la 46 se apropiaron de vecindades y los locales, así que si son expropiados, el dinero le corresponderá a los dueños legítimos y no a los mafiosos. Entonces, los verdaderos propietarios ya hasta dijeron: “De lo perdido, lo ganado”.
Pues muchos de ellos perdieron sus propiedades desde hace 20 años. A una familia muy reconocida hasta la amenazaron. Dicha familia prominente tiene una vecindad en la 46.
“Con base en amenazas de muerte se apropiaron de nuestro patrimonio, porque hasta nos dijeron que, si mandábamos a cobrar la renta, matarían a la persona que fuera”.
Entonces, ahora ya están contentos porque por lo menos podrán recuperar algo.
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