Better Call Saul: Siempre fue Jimmy, no Walter

Como cuando se abre la llave del agua, incontables apreciaciones se han salido sobre el universo cinematográfico de Vince Gilligan, algunas de ellas con un análisis meticuloso, hecho por los propios fans, pocas veces observable en una serie que logró captar a un público generalizado.

Sí, está la destreza de un guion obsesivamente cuidadoso; la evolución de personajes que rinden una macro historia de la avaricia, nacida de la vieja máxima de Jean-Jacques Rousseau: el hombre es bueno por naturaleza, y es la sociedad, sus normas, la supervivencia, quien lo corrompe. Ahí están Jimmy McGill y Walter White, demostrando ese principio.

Ajá. Podemos hablar de cameos, de los aspectos semióticos en las tomas de Better Call Saul. Sin embargo, igual de importante es destacar la constitución, el motivo, por el que esta serie pudo constituirse como la conocemos, con el espectro de Breaking Bad pisando los talones en las primeras temporadas.

Aquí lo hemos mencionado. Las biografías de los personajes son el verdadero núcleo de las historias. Su complejidad y extensión pueden ser determinantes para que un producto fílmico sepa arrebatar los suspiros, las expectativas y, por qué no, el llanto de sus espectadores: los necesitados espectros que caminamos lado a lado con los protagonistas.

Quienes siguieron los pasos de Jimmy durante estos siete años, notaron progresivamente que su historia gozaba de una mayor complejidad y rapto, que lo vivido con Walter. No es gratuito.

Para crear un mundo, debemos empezar por las partes, y Better Call Saul es muestra. ¿A qué nos referimos? Uno de los principios de la creación de biografías de personajes —si no es que el único—, es inventar una serie de acontecimientos entrelazados, que definan su actuar en el aparato ficticio, dando forma al lugar donde se desarrollará la historia principal.

Una banda de ladrones no tendría sentido, si no describimos las ambiciones, los traumas, de cada uno de sus integrantes. Así, el espacio-tiempo que habitan se fortalece y nutre de detalles.

Visto así, Breaking Bad no podría definirse sin Better Call Saul. Walter llega a un universo que ya tenía sus propias reglas, las cuales, fueron creadas por la propia vivencia de Jimmy y de otros entes que ya existían, como los Salamanca y Gustavo Fring. Walter, al final, es el detonador de lo que ya venía ocurriendo.

Mencionamos la importancia de las biografías, ya que gracias a la de Jimmy, fue posible crear la situación donde la primera serie se desarrolló. Sin él, no habría espacio al cual Walter pudiera llegar.

Cuando elaboran una serie o película, los escritores frecuentemente ya tienen en mente las biografías de sus protagonistas y personajes secundarios: sucesos que los definieron, como a nosotros la infancia, los cuales, no siempre aparecen en pantalla. Estos fragmentos de la vida anterior solo son usados como flashbacks para dar fundamento a las acciones de un presente-continuo.

De esa forma, en Better Call Saul se observa que la mayoría de su historia se creo con muchos años de anticipación, incluso antes de Breaking Bad, pues la complejidad de esta última serie demuestra que los pasos firmes de Jimmy ya existían.

La ventaja de las biografías, es que permite a las producciones hacer los conocidos spin-off, haciendo uso de un contenido que ya existía en los primarios archivos de los escritores.

La razón por la que la vida de Jimmy nos mantuvo al borde, es que su biografía se hizo con el mismo meticuloso tratamiento que la entonces historia principal de Walter, cual si su contenido fuese el más relevante.

La diferencia, es que Jimmy nunca aspiró al narcotráfico, sino a hacer lucro de la abogacía: razón por la que sus acontecimientos, en pantalla, lucieron abismalmente distintos a lo que estuvimos acostumbrados.

Hay que considerar que Breaking Bad fue mejor en magnitud —escenas de drogas, muerte, persecución—, y que Better Call Saul lo fue en intensidad —mayor tensión sentimental, álgidas escenas no-violentas—. Incluso, debido al ambiente del propio Jimmy, los diálogos están ligeramente mejor trabajados, pues no es fácil generar emoción en los espectadores con temas tan complejos y técnicos como los litigios.

De esa forma, más que definir qué serie fue mejor, es necesario ponderar lo siguiente: sin la biografía-historia de Jimmy, la vida de Walter White no habría brillado tanto. Como en lo real: los personajes secundarios, las “herramientas”, son quienes ponen las verdaderas reglas del juego, siempre que tengan la misma complejidad de los protagonistas.

 ¡Bang! ¡Bang!

La persona y la cámara

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