Andrés, hace tiempo que no escuchas razones. Los últimos meses de tu mandato los has pasado sin hacerle caso a tu voz interior, la misma que después no te dejará de atormentar conforme la realidad de tu legado comience a dibujarse en la conciencia del resto de mexicanos.
El poder seduce al ego y éste fortalece a los enemigos del bien pensar y el bien hacer. El hombre con poder suele sucumbir ante los excesos de hipocresía, ambición e ignorancia. Tu no has sido la excepción a pesar de lo que digan las encuestas. Bien sabes que tu labor ha consistido en sabotear la percepción de un pueblo noble, ignorante y sumiso. Trabajaste para construir resultados en el imaginario, nunca en la realidad.
Es más, te has burlado de la realidad y del pueblo que es incapaz de percibirla. Sin embargo, llegará el día en que todos los pasivos de tu gobierno los pague esa gente a quien manipulaste a placer y sin consideración.
En el pináculo de tu poder, justo cuando cambiaste las reglas del juego y creíste haber comprado impunidad para siempre con tu reforma judicial, los débiles, los agraviados por tus excesos, comienzan a gritar quién eres en realidad ¿Será que Claudia salga en tu defensa y se inmole por ti? ¿Las reglas de tu nuevo sistema político alcanzarán a cubrirte a ti y a los tuyos?
Bien sabes que la noche oscura te está esperando. Hay fuerzas afuera y adentro de México que te quieren aniquilar, incluso entre aquellos a los que empoderaste y consideraste tus aliados.
¿Te cuesta trabajo conciliar el sueño? ¿Serás capaz de conservar la lealtad de los que dejaste enquistados en el gobierno y en MORENA? ¿Las revelaciones que surjan en Estados Unidos por tus vínculos con los cárteles te van a convertir en un pasivo político? ¿Cuánto tardará tu nombre en apestar a podrido? Son preguntas Andrés, responde.
Sabemos que sabes muy bien lo que tuviste que pactar para llegar al poder. Es conocido que te entregaste a intereses perversos y les has concedido toda clase de privilegios ¿Así explicas el equilibrio entre principios y eficacia política? Esa versión muy tuya del ‘fin que justifica los medios’ te va a perseguir incluso después de tu muerte.
Al final del camino aparece el último destello de lucidez que alumbra todo cuanto se hizo y se dejó de hacer. Podrás con tus palabras tergiversar la percepción de los hechos. Tendrás a tu servicio a una pléyade de aplaudidores abyectos que repetirán tus mentiras. Sin embargo, solamente serás el actor principal de una obra que es, ha sido y será eso, solo un montaje teatral.
A mí no me engañas, tu conciencia siempre te acompaña en lo profundo de la noche y al amanecer de cada día. Y mientras tú y yo lo sepamos, alguien más también lo sabrá.
Lo intentaron otros y siempre fracasaron. Ninguno ocupa un lugar entre los bienhechores de la humanidad ¿En dónde están Fidel Castro, José Stalin, Hugo Chávez, Plutarco Elías Calles, Porfirio Díaz, Carlos Salinas de Gortari, Luis Echeverría? Proscritos y vilipendiados por el pueblo que gobernaron. No hay virtud cuando el poder se convierte en vicio.
El tiempo se termina Andrés, tu tiempo está a punto de acabarse y comienza el tiempo de la historia.
Nota aclaratoria. Este relato resume algo de lo que muchos mexicanos quisiéramos decirle al todavía presidente constitucional. Sabemos que su conciencia le ha de gritar eso y más.
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