Los efectos del cambio climático deben ser una lección para aprender

Era impredecible lo ocurrido en Acapulco tras el aumento en la intensidad del huracán Otis que en cuestión de horas llegó a un puerto que, al no contar con precedentes sobre este tipo de contingencias, simplemente quedó a merced de este fenómeno que dejó a su paso muerte y tragedia.

Es mejor acostumbrarse porque viviremos por muchas décadas los efectos del cambio climático que ocasionamos.

Existe una reflexión amigo lector que me dejó un documental ambientalista que miré hace tiempo y que decía que los seres humanos no estábamos listos para responder ante este tipo de situaciones debido a que muchas ciudades habían sido edificadas bajo las condiciones de un mundo  donde no existían las consecuencias del cambio climático que vivimos actualmente, porque en su momento este tipo de escenarios solamente podían mirarse en las películas de ciencia ficción, lo cual genera una enorme fragilidad para muchas sociedades que ante cualquier reacción climática fruto de nuestra situación actual, tendrían impactos severos tales como los que observamos en Acapulco esta semana.

Por supuesto que esta columna no pretende invitarnos a modificar las acciones para evitar los efectos del cambio climático porque como lo he citado en otros textos, pasarán muchas generaciones para que logremos mejorar esta situación, hoy lo que nos toca es prepararnos ante contingencias como la que sucedió en el puerto mexicano.

¿Cuándo puede pasar otra situación similar? ¿pueden predecirse? Para serle sincero esto es casi imposible, vivimos un momento histórico en el que reconoceremos a nuestro planeta y su entorno, lugares en los que el invierno ha recrudecido, sitios en donde las lluvias no se daban sólo por citar algunos, viviremos varios años de observar no sólo los efectos del cambio climático, sino también de mirar la manera en que las sociedades afectadas vivirán un proceso de adaptación para su supervivencia.

La asistencia ante los desastres no debe ser un acto de propaganda

Es frustrante plantear que los fondos que los gobiernos deberán tener para asistencia ante una situación como la que vivimos recientemente en Acapulco deberán estar listos porque eventos similares a éste podrán ocurrir de muchas formas y las sociedades deberán estar preparadas. Ojalá lo ocurrido en Acapulco sea una experiencia de aprendizaje porque pese a que el discurso oficial va hacia una dirección (o al menos es lo que nos tratan de vender) las redes sociales a través de los reportes ciudadanos van hacia otra dirección como han sido temas sobre restablecimiento del servicio de luz, la seguridad pública o bien el número de cadáveres y el destino de los mismos. 

Ante la emergencia debemos dejar atrás la propaganda política porque eso alenta la reacción debido a que  mientras se busca ver cómo la asistencia puede ser traducida en votos la gente incluso llega a morir ante la falta de acción.

Hoy la peor contingencia es seguir en la línea de lo reactivo en lugar de lo preventivo, nuestras sociedades deben estudiar los efectos en tiempo real de este cambio climático y ahí simular distintos escenarios ¡qué por supuesto pueden ser posibles porque lo que antes era una película de ciencia ficción hoy sorprendentemente es nuestra realidad!  

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Daniel Fajardo

Daniel Fajardo

Comunicólogo reconocido por el Ayuntamiento de Puebla como “Poblano distinguido”. Productor de contenidos para espacios de prensa, radio y medios digitales, los cuales utiliza para la difusión de...