Familia en México ¿es algo del pasado o una oportunidad para el futuro?

Crecí en una familia que fomentaba la convivencia familiar y viví la experiencia de reunirme en casa de los abuelos cada fin de semana para jugar con los primos y convivir con el resto de la familia. Muchos de los recuerdos que se compartían en la mesa trataban de viejas anécdotas sobre reuniones como Navidad, Día de Muertos, el cumpleaños de los abuelos y otras convivencias dominicales, crecí con la idea de que una familia no es sólo compartir un techo sino vivir juntos experiencias.

Con los años me sorprendió que esta historia no fuera la misma de todas las familias y me encontré un texto de Andrés Oppenheimer incluido en su libro Crónicas de Héroes y Bandidos en donde hacía notar la pérdida de esta valor en México en donde se narraban muchas causas de este tema pero lo más interesante es que en aquel entonces era una llamada de atención sobre lo que podría suceder y las consecuencias de esta pérdida.

¿Rescatar el pasado o planear el futuro?

20 años después de esa lectura vivo la realidad de aquella profecía, el valor del matrimonio se redujo a un mero trámite, pocas personas miran este acto como un compromiso a largo plazo. Los modelos de “familia” han cambiado por estructuras más individualistas, hoy no en necesario tener una pareja para ser padre o madre. Muchos hombres disfrutan compartir las custodias de sus hijos con la madre y continuar con una vida de soltero, eso sí, viviendo la experiencia de ser padre y conviviendo con sus hijos sin la “necesidad” de vivir todos bajo un mismo techo.

Muchas mujeres también presumen sus vidas como mamás, nunca se menciona el nombre del padre porque todo lo que se comparte en redes sociales durante el embarazo es tema de ella y su maternidad, cuando nace el discurso es ser una familia feliz, una “familia de 2”

Esa es parte de nuestra realidad amigo lector, no la juzgo, simplemente comparto lo que veo pero quien si tiene argumentos para dar un punto de vista más profundo es un gran amigo, el Mtro. Mario Rafael Alvarado Luna, con quien he tenido muchas charlas en distintos espacios en medios por su especialidad como Profesor de la Escuela de Humanidades Anáhuac Puebla  desde enero de 2008, institución en la que se ha hecho acreedor a múltiples reconocimientos a la Excelencia Académica. Sumado a esto, también imparte talleres, conferencias y seminarios para empresas, promoviendo valores y formación humana, diplomados y talleres para diversas instituciones educativas de nivel superior con temas relacionados con la Antropología Filosófica, Liderazgo de Acción Positiva, Comunicación Efectiva y Liderazgo Educativo.

Gracias a su enorme capacidad decidí entrevistarlo y compartirles parte de esta charla para entender y definir si es válido tratar de rescatar el pasado o es vital entender el presente para construir un nuevo futuro.

¿Como familia debemos seguir entendiendo la estructura tradicional o bien debemos incluir las nuevas formas de organización que se utilizan actualmente cuando dos o más personas deciden vivir juntos?

La persona siempre debe ser entendida en toda su dignidad y centralidad, para actuar en consecuencia, de manera que necesitamos acoger a todas y cada una de las personas –que son nuestro prójimo-, abrazarlas, tratarlas con respeto, ternura, justicia… No significa estar de acuerdo con sus acciones o decisiones, mucho menos con las opiniones, la opinión no es la verdad. Sino, por el contrario, debemos entender que cada familia tiene sus circunstancias, cada persona en ese sistema sus ciclos vitales, y van adaptándose, reacomodándose, con errores y aciertos como cualquiera. Es lo humano.

Por supuesto e independientemente de las circunstancias en las que una familia se autodefina, todos debemos estar conscientes, y creo es parte de lo que se ha perdido, de la responsabilidad que implica co – existir con personas que serán parte de las próximas generaciones, los valores que les comuniquemos en nuestra forma de convivencia serán una importante referencia que formará a los niños (as) sobre la manera en la que deberán convivir con otras personas, el Mtro. Rafael coincide en mirar a la familia como una primera comunidad y su valor está en que ahí se adquieren valores, experiencias, aprende a conocer, a amar, a convivir, a relacionarse con los demás como me lo comenta.

¿Cómo construir una motivación para que nuevos proyectos de unión puedan encaminarse a formar familias?

Primero hay que buscar la formación integral de la persona, el reconocimiento de su SER, de sus dimensiones y facultades, la conciencia de sí misma. Luego habría que hablar del amor humano, del amor auténtico, del amor conyugal, del compromiso, del valor que hay en la unión entre mujer y varón. Es importante también, resignificar el valor de la dimensión religiosa, pues el matrimonio sacramental precisa de amor conyugal, que es un amor de altísimo nivel, exige fidelidad, exclusividad, apertura a la vida, promoción del ser amado… La motivación, al no ser intrínseca en este momento, pues el mundo de hoy promueve todo lo contrario, necesita partir de esos testimonios congruentes, de personas que hayan hecho vida esa opción familiar, y necesita darse a conocer, a través de la verdad, no de la manipulación.

Hay familias de todo tipo, y las personas en esos sistemas deben ser respetadas y amadas; por otro lado, el matrimonio es entre mujer y varón, por más que quieran secuestrar el concepto para adaptarlo a diversos intereses, es el único que puede existir. Lo demás efectivamente, pueden llamarse sociedades de convivencia o uniones, pero hasta ahí.

Familia hacia el futuro

Todas las sociedades a lo largo de la historia se han transformado y sus formas de organización han sido variadas, considero que vivimos tiempos de cambio y estos deben ser vistos como áreas de oportunidad y tener siempre como medida para saber la dirección si lo que vivimos nos convierte en mejores personas y en sociedades. Mencionaba el caso de algunas mujeres que viven solas con sus hijas (os) porque así fue el plan desde un inicio con el “padre biológico de su hijo (a)”. Una niña (o) formada en un ambiente de amor como el que propone este modelo puede ser mucho más efectivo vs. familias disfuncionales que viven por “tradición” juntas pero que no cumplen con los principios básicos sociales del respeto y los más humanos relacionados con el amor.

Pero por supuesto todo cambio tiene riesgos, nuestra sociedad se ha construido bajo la luz de aciertos y la sombra de errores por ello le pregunto al Mtro. Rafael sobre los riesgos de no hacer familias, independientemente de las distintas formas que pueden analizarse, si el camino tomará el rumbo de simples sociedades, casas que no serán hogares a lo que me responde.

Uno grave, muy peligroso y políticamente incorrecto de mencionar, es la ideología de género, que, bajo la simulación de libertad, es un tanque de pensamiento destructivo, que busca el exterminio de la persona humana, a partir de esto se promueve la cultura de la muerte y todo lo que esta implica. De ahí podemos mencionar soledad, depresión, aislamiento de las personas, vicios, adicciones.

Imaginemos que México recupera la consciencia de este valor llamado familia, independientemente de la manera en la que se organice siempre y cuando cumpla las funciones sociales y humanas, ¿cómo podríamos ser como sociedad en la actualidad?

La familia debe ser un espacio seguro, que dote a sus integrantes de amor, autoestima, confianza, estructura. Sus vínculos afectivos debieran ser el fundamento sobre el cual los integrantes del sistema establezcan sus relaciones interpersonales, orientados al bien común. Si la familia recupera los valores, cada miembro aportará elementos más valiosos al tejido social, reestructurando lo que hoy en día está tan dañado y prácticamente en ruinas.

No obstante, lo único que no podemos perder es la esperanza, pues es imprescindible para continuar moviendo nuestra libertad hacia lo auténticamente bueno, hacia un mejor México y una mejor humanidad.

El planteamiento que le comparto hoy amigo lector tiene sin duda mucho camino aun por andar pero me gustaría que hoy se lleve la reflexión sobre tener una motivación para crear una familia y los retos que representan, pensamos al unirnos con alguien en lo que será la experiencia de vivir con alguien pero eso no es hacer una familia, como lo compartimos en esta charla de hoy, una familia va más allá, debe ser un proyecto, compromiso pero sobre todo amor. Es participar de manera responsable en aportar un granito de arena para lo que será la sociedad del presente y del futuro, para mi Familia es una forma de trascender, es tener un hogar y no sólo una casa.

Nota de conclusión sobre mi entrevistado: El Mtro. Mario Rafael Alvarado Luna está felizmente casado desde noviembre de 2007 con Norma Atristain, tienen dos hijos: Víctor Rafael de 11 años y Mario Gabriel de 8. Disfruta de la familia, de la bici y la lectura, pero sobre todo de sonreír y contagiar ACTITUD POSITIVA.

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Daniel Fajardo

Daniel Fajardo

Comunicólogo reconocido por el Ayuntamiento de Puebla como “Poblano distinguido”. Productor de contenidos para espacios de prensa, radio y medios digitales, los cuales utiliza para la difusión de...