Una cita en “Las 3 Marías”

Ignacio Mier Velazco debe ser un hombre que duerme tranquilo porque en su equipo varios personajes hilvanan fino.

Puebla vive el post trauma del barbosismo. Y en una situación así hay pocos indicados para el cierre de aquellas profundas heridas.

Moisés Villaverde Mier, uno de sus operadores dentro de la estructura del coordinador de diputados federales de Morena logró ayer precisamente una convocatoria de varios pesos pesados y distintos personajes con motivo de su cumpleaños 43.

Variopinto fue el escenario. Probaron chiles en nogada a la usanza familiar de los Mier. Algunas deudas se saldaron entre el vino y el pastel de cumpleaños.

Mesas y charlas que no se habían dado en décadas se dieron ayer en el salón “Las 3 Marías” de la familia Ventosa.

Y entre los invitados se pudo ver varias de las plumas más leídas del estado. Anécdotas, risas, muchos nombres, muchos escenarios. Mucha “política ficción”, diría el periodista Mario Alberto Mejía.

Muchos detalles de esos que “les van doler pero les va a gustar”, como mencionaría el periodista Alejandro Mondragón.

Hubo mesas que no se habrían visto ni imaginado en tiempos de Miguel Barbosa Huerta.

Incluso hubo quien dijo que la convocatoria de Moisér Villaverde Mier opacó otros festejos cumpleañeros recientes, otros chiles en nogada.

Y en ese escenario al tío del festejado, el diputado federal morenista Ignacio Mier Velazco, se le vio hablando las netas, dicharachero, entusiasta y frontal. Muy fresco y recargado para la recta final del 2023.

Ignacio Mier Velazco debe dormir tranquilo si en esta convocatoria tiene depositada una gran parte de la confianza en el porvenir de su proyecto político. 

Y si en parte sus operadores van logrando este tipo de escenarios, cada vez más afortunado será el 2024 para él.

De los cambios intempestivos en el Poder Judicial

Sí, la reforma al Poder Judicial era necesaria para unos, principalmente para los usuarios del sistema de justicia, la sociedad misma e innecesaria para otros, algunos jueces, algunos magistrados, algunos abogados.

En consecuencia, de origen, la reforma polarizó a los que sí la querían y necesitaban, con los que perderían canonjías y poder. La separación del Tribunal de Justicia del Consejo de la Judicatura, por definición, se tornaba polarizante.

Generó bandos. Los vigilantes y a los que no les gustó ser vigilados.

Hubo algunas modificaciones que no se habían atendido en décadas, como sucedió con sueldos de empleados del Tribunal. Y algunos de los trabajadores insistieron en que  el Consejo de la Judicatura tenía que resolver en meses esos atrasos de años.

En ese escenario se encontraron Margarita Gayosso Ponce, primera presidenta del Tribunal Superior de Justicia y Carlos Palafox Galeana, primer presidente del Consejo de la Judicatura.

Cuando las dos presidencias recaían en una misma persona, el manejo de los equilibrios de poder era sencillo. 

Ahora unos tienen los dientes y otros tienen las manos. Bajo este escenario, la reforma, de inicio era una pérdida para ambos actores que se vieron en medio del grupo de poder alimentado por la corrupción. Este poder arrojó a trabajadores a exigir lo que nunca habían pedido y a manifestarse por lo que trabajadores de otros poderes, con las mismas dolencias, no hicieron.

El mensaje de las renuncias de Gayosso y Palafox tiene entonces varias lecturas: Gana la mafia que controla el Poder Judicial y  pierde la sociedad.

Aún a estas alturas nadie sabe la diferencia entre Tribunal y Consejo. ¿De qué tamaño es la mafia que provocó todo esto?

¿De dónde vino el manotazo? La gente sigue sufriendo en cada juzgado los actos de corrupción de siempre. Con la diferencia de que ahora algunos jueces son exhibidos o en las mañaneras del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador o entre los 160 casos y expedientes abiertos por el Consejo de la Judicatura.

Y a pesar de eso, los jueces y magistrados siguen haciendo lo que quieren o lo que les conviene.

Si esa mafia no le tiene miedo ni al Presidente de la República, son capaces de todo.

De quitar y de poner magistrados en un pleno bien ensayado como el del jueves de la semana pasada. 

De sembrar miedo. De caldear los ánimos. De lo que sea, a cambio de no perder el poder.

Y al final, la sociedad es la que siempre pierde.

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Edmundo Velázquez

Edmundo Velázquez

Es egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y cursó la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos...