Ayer finalizaron las comparecencias de los doce aspirantes a presidir la Comisión de Derechos Humanos en Puebla y el proceso, visto con lupa, arroja algunas lecturas interesantes.
Y por lo menos existen tres escenarios que exhiben la dinámica que tendremos con Morena en el sexenio próximo.
Cada uno tiene que ver con qué estilo será el quieran ver nuestros diputados locales, mayoría Morena, quienes también sabemos, tienen su corazoncito en un proyecto político. Así que a nadie sorprende que el proceso no venga de facto con uno o varios sesgos. Y quien diga lo contrario seguramente cree aún en los Reyes Magos.
Antes de ir con los escenarios quiero remarcar que quien se sacó la rifa del tigre no es el o la próxima ombudsperson.
No, quien entró en una camisa de once varas y va tener un par de raspones después del proceso es el diputado de Morena, Roberto Zatarain Leal. Ahorita les explico por qué…
Primer escenario: La elección de un activista
Los diputados locales, tienen en sus manos por primera vez en mucho tiempo, varios perfiles que tienen que ver con verdaderas organizaciones no gubernamentales, grupos olvidados y abandonados desde el esquema institucional por décadas. Caso concreto de María Luisa Núñez Barojas, fundadora del colectivo Voz de los Desaparecidos y Marco Antonio Moreno Rosado, activista con 20 años de experiencia en apoyo a temas LGBT+ y de derechos reproductivos.
No vamos a mentir, fue una bocanada de aire fresco que los dos nombres de estos abogados fuera tomados en cuenta en el proceso marcado también por una convocatoria que por fin permitió tener las comparecencias de manera pública ante la Comisión del Congreso Local dedicada a Derechos Humanos.
En general, los medios de comunicación, algunos sectores de la sociedad civil, pero sobre todo, un grupo fuerte dentro de Morena en Puebla, vio con muy buenos ojos estos perfiles. Y por ahí comenzó la impresión que, desde dentro del partido guinda, este fue el primer proceso en el Congreso local que permitió ver una pequeña grieta en esa gran aplanadora que tiene el partido de la 4T. Ojo aquí porque el grupo de la exalcaldesa Claudia Rivera encabezó a esta escisión. Y pues ahí es donde quizá no saldrá bien parado Roberto Zatarain Leal, el coordinador del proceso de la elección del próximo titular de la CDH y dicho sea de paso, una posición fuerte de Claudia Rivera en el Congreso.
Este escenario se vuelve inviable precisamente no solo por quienes apoyan a los perfiles activistas, sino por lo que buscarán los diputados locales en la elección del titular de la CDH. Buscan un titular que cuide esos delicados equilibrios entre política y poder, y que obviamente los haga transitar en el próximo periodo gubernamental sin la polémica, que, queramos o no está asociada con los perfiles provenientes de la sociedad civil.
¿Los diputados locales, mayoría Morena, van a colocar a un activista que venga y le rompa el esquema al nuevo jefe político en Puebla?
El segundo escenario: El escenario Leguleyo
Aquí entra una primera observación meramente personal. Quizá, la primera batalla de Roberto Zatarain Leal no tenía que ser buscar ya al titular de la CDH. Quizá lo primero que debió impulsar fue el cambio en la Legislación que exige que el titular de la Comisión Derechos Humanos local sea forzosamente un abogado o abogada. La CDH en Puebla permanece atada a los momentos arcaicos de 1990 donde nacía la tendencia de conocer sobre el respeto de las garantías individuales. Y en ese entonces, por el mote de “derechos humanos”, se creyó que un especialista en Derecho sería el único perfil capaz que pudiera encabezar los esfuerzos. Bueno, ejemplos tenemos un montón de que no ha sido así. El primer tema de Zatarain en el Congreso debió ser empujar la modificación en la ley para que el perfil tuviera otra preparación o un espectro más amplio del entendimiento.
Pero ni modo, en la convocatoria se volvió a exigir el perfil del abogado y dicho sea de paso se presentaron personajes ligados a los políticos de siempre y a los grupos de siempre, pero, abogados. El escenario leguleyo plantearía a un abogado más en la CDH, sí con conocimiento en la materia, pero sin la sensibilidad de los subtextos. Y lo digo esto por el caso específico de Mónica Roldán, cuyo perfil se tornó polémico por los casos que ha decidido acompañar como abogada. En específico el caso de una comunidad como Palmarito Tochiapan. Que sí, ha sido estigmatizada por el huachicol y con el mote de ser parte del corazón del Triángulo Rojo en Puebla. La abogada eligió sus batallas, eligió apoyar a los vecinos de esa población, donde por cierto, manda el famosísimo Roberto Martínez Fuentes, “El Toñín”. Solamente a ella le extrañó que resurgiera la versión de que fue la abogada de esta población y obviamente se le ligó en tintes negativos.
Ahí va el punto del escenario leguleyo. ¿Van los diputados locales a elegir a un presidente o presidenta de la CDH nuevamente proveniente de un punto de vista exclusivamente leguleyo? Ya vieron qué pasó con José Félix Cerezo Vélez. De nada sirve ser abogado si no hay sensibilidad ni cercanía al estado del arte y corazón de esta institución.
Y el tercer escenario. Un perfil que transite hacia la gobernabilidad
Al inicio de este, larguísimo, texto, hablaba de los peculiares balances que da una institución como la CDH. Bueno, el tercer escenario desde mi punto de vista, tiene que ver con los perfiles que puedan llevar a ese balance entre los grupúsculos de Morena, el resto de la sociedad civil, el próximo gobernante y lo que se sume.
Aquí podría entrar el perfil de Rosa Isela Sánchez Soya, quien más allá del propio José Félix Cerezo Vélez, desató la polémica en este proceso en redes sociales. Como siempre, la opinocracia de las redes adelantándose a todo exhibió más las filias, las fobias y los prejuicios.
Antes de detenerse a comentar el perfil de Rosa Isela Sánchez, muchos de quienes habitan esa cúpula de opinocracia incurrieron en violencia política de género negando cualquier derecho a esta abogada. La discusión no se llevó a la necesidad de un perfil para la comisión que integrara mucho prestigio, alguien apegado al derecho y quien deberá de convivir con el próximo ejecutivo con un tema de respeto y tránsito a mejores escenarios de la actual Comisión.
El debate no se fue por ahí. No fue ni por detenernos a analizar ese perfil, ni por lo político, ni por lo legal o por los derechos de los ciudadanos. La opinocracia se decantó por ejercer la violencia en redes contra uno de los perfiles que, parecer ser, o se pintaría como el favorito de un grupo dentro de Morena.
Pero aquí entra ese balance llamado gobernabilidad. ¿Quién construye la mejor gobernabilidad para la CDH en tiempos venideros?
Y para cerrar, hay que decir, que sí, José Félix Cerezo Vélez ha hacho un papel pésimo en la CDH. Pero quienes convocaron y llamaron al proceso fueron los primeros en descalificarlo, cosa que resta y vulnera un principio de equidad del procedimiento. En un inicio pudo haber sido hasta positivo que el señor en un ánimo buscachambas tocó puertas para la Comisión Nacional de Derechos Humanos y abandonó ya sus esperanzas para repetir en la CDH local. También habla mal que en un procedimiento en trámite se hable mal de uno de los perfiles con el derecho a reelegirse. Se deslegitimó el proceso con algunas expresiones excesivas desde el Congreso local. A eso me refiero con que Roberto Zatarain podría salir más raspado de lo necesario con encabezar este proceso. Que ojo, y aquí lo subrayamos: Tocará a la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo) generar la terna y conforme a la convocatoria presentar a los tres perfiles al pleno. Ahí se sumaran pesos y contrapesos.
Finalmente, la mayoría de Morena y sus aliados va determinar al próximo titular de la CDH en Puebla.
Y ya, sin apasionamientos… ¿Cuál de los tres escenarios es el más viable?
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