La nueva fiscal de Puebla, Idamis Pastor Betancourt no solamente obtiene la titularidad de una de las áreas más complicadas del gobierno.
Está frente al principal y más complicado organismo de gobierno que debe velar por la procuración de justicia y el esclarecimiento de casos que den paz y certeza a los poblanos.
El reto no es menor. Y no es la primera vez que vemos a una mujer en esa silla.
Con Blanca Laura Villeda Martínez al frente de la entonces Procuraduría General de Justicia en tiempos de Mario Marín Torres se tuvo a la primera mujer al frente de la institución.
En su tiempo tuvo sus propios retos, pero el mayor fue hacer frente a las amenazas internas de la dependencia, como ocurrió con el encontronazo que tuvo con Adolfo Karam Beltrán. Pelea que ganó aunque al final los dos salieron de la Procuraduría y en el sitio quedó por prelación Rodolfo Igor Archundia Sierra, quien guió la institución en el último tramo hasta la llegada de Víctor Carrancá en tiempos de Rafael Moreno Valle Rosas.
Ahora, en la Fiscalía General del Estado, Idamis Pastor Betancourt será la segunda mujer al frente de este espacio. Si somos en extremo rigurosos, será la primera mujer en el formato de Fiscal General.
¿Pero a qué se enfrenta?
Primero a una serie de vicios administrativos que jamás se superaron mientras Gilberto Higuera Bernal estuvo al frente de la Fiscalía.
La administración de Higuera tuvo en sus manos la cristalización burocrática de la Fiscalía. Con Luis Miguel Barbosa logró que se incrementara considerablemente el monto económico para plazas y labores sustantivas.
Sin embargo, muchos de los vicios en cuanto a excesos laborales fueron denunciados por agentes y operadores de distintas áreas.
La llegada de muchos nuevos agentes y la rotación en las distintas Fiscalías generaron que muchas personas sin experiencia tomaran las riendas de áreas especializadas. Muchos de ellos incluso copiaron los viejos vicios corruptos de sus antecesores. Así que solo tenían mucha inexperiencia y hambre por devorar lo que los beneficios del poder le traían.
En tiempos de Barbosa, Gilberto Higuera persiguió a varias personas que no necesariamente debieron ser investigadas y generó una cacería de expresidentes y funcionarios en activo como nunca antes vista. La misma área anticorrupción llegó a tener una extensa lista de pendientes de la cual solamente se judicializó el 1% de las carpetas de investigación de todas las ordenadas por el área jurídica del gobierno del estado con Barbosa. Aún así fueron varios los perseguidos en un régimen que a la fecha resienten los poblanos
Hubo quien criticó a Higuera como un Virrey mientras se dio la crisis política en la que pasaron ocho gobernadores y sus suplentes. Pero su ciclo llegó a su fin. Ya se veía venir desde las constantes filtraciones que hubo con el gobernadore Sergio Salomón Céspedes en donde se apuntaba a su salida.
Así que Idamis Pastor Betancourt se encuentra ante varios retos de una institución que ya se mueve sola.
Más allá de cualquier deficiencia, la nueva fiscal de Puebla tiene entre manos una plantilla laboral bastante amplia, a la cual debe inculcar una mística propia.
La renuncia que exigió a fiscales de áreas especializadas no solo es natural, es urgente. Hay áreas más dirigidas y hay señalamientos graves de abusos entre los fiscales así como un tufo de corrupción que recorre los pasillos de la dependencia.
Entre los retos de Idamis Pastor incluye el que la nueva fiscal acuerpe su experiencia como abogada penal, la cual muchos han olvidado a su paso por el Tribunal Electoral del Estado de Puebla.
Pero el principal reto será el de exhibir la independencia en una institución que exige su propio ritmo para lograr darle a los poblanos la justicia y el esclarecimiento de muchos casos que siguen en el tintero desde hace dos administraciones en la Fiscalía de Puebla.
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