Durante los primeros ataques que lanzaba el expresidente López Obrador, contra el Poder Judicial, comenté con un amigo que era muy importante que el Poder Judicial, y sobre todos sus ministros, desarrollaran una estrategia de comunicación, de lo contrario podrían perder la batalla frente a una buena porción de la sociedad, ante el relato único que salía de Palacio Nacional. Debo decir que la respuesta de mi amigo fue más o menos que: La ministra Norma Piña, presidente del Tribunal Superior de Justicia, no necesitaba estar hablando, porque ese no es su “nivel”. El tiempo ha pasado y los ministros salieron tarde a debatir, sobre todo los que dirigen al Poder Judicial.
Desde hace tiempo, las instituciones públicas se han visto impactadas por la comunicación instantánea que generan las redes sociales, y que influyen en el pensamiento del círculo rojo, y de una buena porción de la población en general. Tal vez una de las instituciones que menos cambios ha sufrido en sus formas de comunicar, ha sido justamente el Poder Judicial. Tal vez por el tipo de trabajo que realizan los jueces y magistrados, pero incluso en una zona como es la justicia, se requieren nuevas formas y procesos para comunicar el alcance de su misión.
En nuestro trabajo hemos hecho entrenamiento de medios para políticos, ya sea jefes de gobierno, legisladores o personajes del sector privado, pero algunos encargados del Poder Judicial como de algunas fiscalías, mostraban resistencia a estos ejercicios; algunos de ellos nos llegaron a comentar que no se necesitaba dicho entrenamiento para su trabajo. Aún así, hace tiempo, y superando el lenguaje especializado, se lograron hacer estos ejercicios con algunos personajes de este sector, en un organismo estatal. Y las lecciones fueron muy interesantes, porque justamente, cuando ya se requirió que algunos de ellos hicieran pronunciamientos públicos, mostraron una mejor habilidad para comunicar, sin romper con las reglas que marca esta organización especializada.
Ahora México se ha sacudido por la Reforma al Poder Judicial. Desde hace tiempo el expresidente se dedicó a golpear la imagen de este Poder, con un relato simple, basado en que los miembros de este organismo ganaban mucho dinero, tenían grandes privilegios y no ayudaban al pueblo. Simplificó el mensaje para impactar el área emocional de los públicos, rascando las heridas del resentimiento y la envidia social. Una especie de mensaje que significa: “Si tú como pueblo estás jodido, es porque hay unos privilegiados que te explotan”. Todo un relato efectivo que ha sido manejado con relativo éxito por la izquierda política.
Y como comentamos, los miembros del Poder Judicial tardaron en reaccionar, y el relato del expresidente se volvió el único punto de vista ante el silencio de jueces y magistrados. No fue sino hasta ahora, que las leyes de la reforma judicial avanzaron de manera arrasadora en el Congreso, cuando un grupo de mil 500 jueces y magistrados, que conforman un colectivo llamado Artículo 41, activaron una respuesta, a través de una conferencia de prensa, para hacer una réplica a las conferencias “mañaneras” de la presidenta Claudia Sheinbaum. Los juzgadores buscan contestar los dichos de la presidenta, sobre la reforma al Poder Judicial.
Aunque su respuesta ha llegado muy tarde, por fin un sector de este Poder, que había estado paralizado, se ha puesto en acción, y algunos de sus voceros han sido muy buenos para colocar sus argumentos; sin embargo, aún les falta definir un relato preciso, porque la confrontación ya estalló, no sólo en el congreso, sino también en los medios de comunicación y las redes sociales.
Por supuesto que esa vocería debió arrancar desde que el expresidente anunció su llamado plan c. Pero me temó que se menospreció la capacidad de López Obrador para imponerse, más allá de la voz de las urnas, y ahora ese relato ha ganado en esta etapa de reformas constitucionales, transformando el rostro de la República que nos lleva a la reconcentración del poder en un solo partido.
Es evidente que algunas organizaciones y personajes no han comprendido aquel viejo proverbio inglés: “espera lo mejor y prepárate para lo peor…”. Y no se preparan para los peores escenarios, en donde hasta las instituciones más prestigiosas, pueden ser arrasadas si no se ocupa el espacio público a través de los medios de comunicación, de manera inteligente, con un relato que le hable al público especializado sí, pero también a la gente común.
No necesitamos armas para demostrar nuestra fuerza, necesitamos ideas y principios firmes que inspiren a otros a unirse a nuestra causa.
Ho Chi Minh
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