La marea verde volvió a inundar las principales avenidas de la ciudad de Puebla, pero ahora con más fuerza, con más movimiento y con más integrantes en el Día de la Mujer, también conocido como 8M.
Siete colectivos unieron fuerzas con un objetivo en común: erradicar la violencia de género en el estado.
Pero, a diferencia de otros años, tanto el recorrido como miembros de los colectivos cambiaron. Este año la marea verde arrancó desde “El Gallito” en el Paseo Bravo y siguió su afluencia por Avenida Reforma. También pasó por el Congreso de Puebla, que mantiene la deuda de legislar a favor del aborto. Hasta llegar al bulevar 5 de Mayo para romper las olas en la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE).
Cientos de mujeres sacaron el verde y el morado de las escuelas, los trabajos, y las casas al ojo público, como cada 8 de marzo. Y ahora también se unieron mujeres trans, infancias y hasta aliados.
Este año la energía que se generó dentro de esta marea verde se sintió y vivió diferente. Ahora no solo eran familiares de las víctimas las que encabezan el contingente, infancias y personas con discapacidad, sino también hombres y mujeres conscientes del daño de la violencia y la injusticia.
Las colectivas dieron apertura a todos aquellos que desearan sumarse para contrarrestar la violencia machista para tirar el patriarcado.
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¡Todes son bienvenides este 8M!
Este 8M o Día de la Mujer en Puebla no solo estará grabado en la memoria de las activistas que dan su tiempo y su hombro a las familias de desaparecidos, de víctimas de feminicidio o de la violencia ácida. Este 8 de marzo también lo recordarán las infancias que acompañaron a las madres, las hermanas o las tías.
Así como las abuelas que se armaron de valor y vitalidad para caminar acompañadas de su familia, una oportunidad que probablemente en su generación hubiera parecido inalcanzable.
Este año la garganta alcanzó para cantar, gritar y exigir durante decenas de kilómetros, hasta llegar al lugar donde se debería escuchar a las víctimas.
Niñas, niños, jóvenes, madres, profesionistas, aliados, mujeres trans y de la tercera edad alzaron los puños enfundados con pañuelos verdes y morados para guardar silencio mientras nombraban a todas las víctimas de feminicidio. Ésto ante los ojos impotentes de elementos mujeres de la Policía Estatal que resguardaban la FGE.
Atrás de ellas estaban los policías hombres, algunos de ellos entre burlas, grababan a las manifestantes.
La petición resultó clara al unísono, ¡justicia, justicia, justicia!, por todas aquellas mujeres que sufren violencia por la única razón: ser mujer.
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