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La contaminación en el relleno sanitario de Quecholac no es nueva. Los habitantes han insistido durante años para la intervención de las autoridades estatales y federales, quienes supieron de la delicada situación desde 2019. Ahora, en una segunda inspección, se comprometieron a tomar cartas en el asunto. 

Tras la insistente presión de los pobladores de municipios aledaños, el pasado 23 de enero la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) asistieron al relleno sanitario. Junto con funcionarios estatales de la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (Smadsot). 

De acuerdo con habitantes consultados, dichas autoridades hicieron un inventario de la maquinaria que utiliza Biosinergias Ambientales S.A. de C.V., la empresa que administra el espacio. Las dependencias determinaron que la báscula no servía por falta de una planta de luz. Razón por la que tampoco había un reporte de las toneladas de basura que alberga el sitio. 

De manera específica, Conagua determinó que el escurrimiento de lixiviados desemboca en uno de los pozos de agua. Esto expone a los pobladores de los municipios aledaños a problemas a la salud. Según la información compartida a CENTRAL por habitantes que estuvieron presentes en la inspección.  

Tanto la Semarnat como Conagua determinaron que la filtración de lixiviados era ocasionada por la falta de geomembranas: láminas negras que son colocadas entre las capas de basura para evitar la filtración de líquidos.  

En cambio, la ausencia de muros de contención de lixiviados y de una celda de descomposición de emergencia, contribuyeron a que en los alrededores haya fauna “nociva” como gaviotas y perros, que son portadores de infecciones. 

Ante esta situación, Conagua prometió regresar al relleno sanitario de Quecholac para un estudio más profundo y recolectar muestras de los pozos de agua cercanos, compartieron los pobladores. 

Los focos de contaminación en el relleno sanitario de Quecholac 

Aunque ahora se abrió la posibilidad de que las autoridades intervengan, esta situación ya era conocida por el gobierno estatal desde 2019. Año en que documentaron por primera vez la filtración de los lixiviados en el relleno sanitario de Quecholac. 

El 30 de octubre de ese año, lo primero que identificaron los inspectores de Smadsot fue que el personal del relleno no “proporciona equipo de protección como casco, cubrebocas, chalecos reflejantes”. Mientras que, al interior, los caminos están desnivelados, con piedras, “charcos de agua y residuos sólidos. Lo cual dificulta el tránsito vehicular y peatonal”, según el informe de esta dependencia. 

Se advirtió entonces que los operadores dejaban residuos en áreas “que no son correctamente operadas”. Debido a que las celdas A y B donde tenían que colocarse, estaban “próximas a rebasar su límite de disposición”. 

La Secretaría identificó que tres celdas estaban inhabilitadas en la parte sur del relleno, donde el personal comenzaba a tirar los residuos sin la geomembrana que inhibe la contaminación. Los trabajadores del relleno sanitario de Quecholac justificaron que las geomembranas eran innecesarias porque no había filtración de líquidos. De lo cual “no se presentaron pruebas de que el suelo es impermeable”, según el informe. 

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De igual forma, no había una celda de emergencia, así como tampoco tenían todos los drenajes pluviales ni un sistema completo de control de escurrimiento de agua de lluvia, pese a que son necesarios para evitar la filtración de lixiviados y la contaminación del suelo. Estas fallas, incumplían con la NOM-083-2003 de Semarnat.  

Sin embargo, el personal argumentó que era poca la filtración en las paredes de la celda, pese a que la Smadsot identificó que dichos escurrimientos causaron los charcos de lixiviados que había “en diferentes partes del área de disposición de los residuos sólidos”, por lo que “esto puede representar un riesgo al ambiente”. 

Autoridades ignoraron contaminación en Relleno de Quecholac por años; hoy “intervienen”
Contaminación en Relleno Sanitario de Quecholac fue ignorada por años Creditos: Especial

“Omisiones derivan en contaminación” 

La dependencia registró que el Sitio de Disposición Final de Quecholac no tenía programas de control ni monitoreo de lixiviados. Ni tampoco planes de contingencia y registro de la generación y manejo de líquidos, pese a que son obligatorios en la norma. 

El informe especifica que el relleno sanitario de Quecholac solo contaba con seis tubos de venteo de biogás. “Los cuales no garantizan la mitigación de emisión de gas de efecto invernadero hacia la atmósfera”. La falta de venteo aumenta la posibilidad de incendios o explosiones por “no liberar adecuadamente estos fluidos gaseosos formados en las diferentes subcapas de la celda del Sitio de Disposición Final”. 

En 2019, Smadsot concluyó que estas omisiones derivaban en contaminación hidrológica, atmosférica, impacto al suelo y daños a la flora y fauna. Así como otros impactos sociales que se traducen, principalmente, en riesgos a la salud de los habitantes. Con “un deterioro de la calidad de agua y su potencial de uso, ya sea para consumo humano o para el uso en las actividades que se desarrollan en el área de incidencia”, siendo una de las principales quejas de los pobladores. 

Por esta razón, habitantes de Quecholac exigieron a las autoridades retirar la concesión a la empresa Biosinergias Ambientales S.A. de C.V. De quienes también exigieron el pago de una indemnización por daños a la salud que han sufrido durante años, el pasado 19 de enero.  

No son pocos los pobladores que han padecido enfermedades y han tenido afectaciones en sus cultivos. Ese día, los colonos estimaron que son 22 los municipios afectados.  

En su reporte, Smadsot destacó que hay nueve localidades cercanas: San Salvador Huixcolotla, San José Chiapa, Tecamachalco, Quecholac, Acatzingo, Palmar de Bravo, San Juan Ihualtepec, General Felipe Ángeles y San Simón de Bravo. 

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