Francisco Romero Serrano llegó a la Auditoría Superior del Estado a finales de 2019 con aires de justiciero. Venía, supuestamente, a develar todos los malos manejos de los anteriores gobiernos.
Ha presentado denuncias contra exfuncionarios morenovallistas, el exalcade Tony Gali. Incluso provocó que encarcelaran a Leoncio Paisano. Lleva a cabo una auditoría en tiempo real al Ayuntamiento de Puebla y también se encargó de enjuiciar el manejo de la BUAP.
Pero, ¿y su propia dependencia?
Cuando llegó a su cargo, Romero Serrano hizo una limpia de auditores externos. Casi una veintena perdieron sus registros por incumplir los requisitos de la convocatoria, entre ellos, el de contar con una licencia de funcionamiento.
Sin embargo, en un acto de total incongruencia permitió a cinco firmas refrendar o darse de alta como nuevos auditores a pesar de que no contaban, tampoco, con la licencia de funcionamiento.
Pero como estos eran sus amigos, les dio el beneficio de recibir contratos millonarios por auditar a los 217 municipios del estado con cobros por arriba del millón de pesos.
Entre ellos están dos amigos suyos que trajo directamente de Quintana Roo: José Maximino Muñoz Lara y Miguel Ángel Castillo Castillo. Tan amigos que comparten la misma dirección fiscal, de Quintana Roo.
En 2021, para que sus compadres siguieran beneficiándose de ser auditores externos, Romero Serrano quitó de la convocatoria el requisito de contar con la licencia de funcionamiento. ¡Qué conveniente!
Estas firmas de auditores reciben los mejores contratos porque se encargan de los municipios más grandes. Pero este modus operandi no iba a durarle demasiado. Decenas de alcaldes han comenzado a quejarse y acusan que Romero Serrano los ha “aconsejado” sobre qué auditor externo deben contratar con la promesa de que su cuenta pública sea aprobada.
El gobierno del estado parece que ha comenzado a darse cuenta de que algo pasa en la Auditoria, porque desde Gobernación han llamado a los alcaldes para aclararles que pueden contratar al auditor externo que prefieran y que la administración actual no recomienda ni tiene preferencia por alguno de ellos.
Dicen, los moches para Romero Serrano son de alrededor del 20% del contrato firmado, mínimo unos 200 mil pesos por Ayuntamiento por año.
¡Qué negociazo!
Los excesos no pueden durar mucho tiempo, estos y otros malos manejos en la ASE y hasta casos de nepotismo comienzan a salir a la luz.
Lean la investigación completa publicada hoy por CENTRAL: Romero Serrano beneficia a sus amigos con auditorías externas