El “Día del Niño” no siempre trae felicidad. Hay menores que viven en situación de pobreza, otros que están en las calles y unos más se encuentran hospitalizados, luchando por su vida. Pero entre toda esa tristeza y dolor, los pequeños que intentan dejar atrás una enfermedad cuentan con los “Doctores Apapachos”, un grupo de 12 artistas liderados por la Doctora locura que buscan que se olviden unos momentos de sus malestares y sonrían a la vida.
Guadalupe Maurer —la doctora locura— fue la creadora de este movimiento que desde hace 10 años lleva alegría a los niños que se encuentran en los hospitales públicos como el San José, el Hospital del Niño Poblano y el Regional del ISSSTE. Todos los miércoles por los pasillos de estos nosocomios, aparecen los “Apapachos” haciendo bromas, contando cuentos, realizando actos de magia para acompañar a los pequeños y a sus papás en los momentos más complicados.
“Surge hace 10 años, conocí al doctor Néstor Muzo —en España—, que ha sido nuestro formador en unos cursos de autoconocimiento personal, en los que yo estaba con el doctor Claudio Naranjo y luego lo acompaño al hospital y veo esta maravilla que pasa cuando él entra al hospital”, dijo Guadalupe Maurer en entrevista con CENTRAL.
Al ver cómo cambiaban los rostros de los niños, cómo se les iluminaba la mirada y sonreían, olvidando todo sus problemas, Guadalupe Maurer decidió emprender este movimiento en la ciudad de Puebla.
“Dije yo lo quiero para Puebla, esto es un oficio, tenemos una remuneración por venir, no es un voluntariado, seguimos los lineamientos de esta fundación Theodora, payasos para niños hospitalizados que es española”.
Actualmente son 12 doctores Apapachos que se dividen los hospitales antes mencionados para llevar terapia de felicidad a los niños. Ellos son artistas como actores, cómicos, entre otros y han recibido capacitaciones en Desarrollo Humano, psicología, Tanatología y más, para poder brindar un buen acompañamiento tanto a los niños como a sus papás.
—¿Cuál ha sido tu experiencia?
—Es una satisfacción muy grande de estar, de haberlo creado, de ser compañera de mis hermanos apapachos, porque la verdad somos como hermanos, de haber vivido juntos muchas cosas tanto personales como aquí en el hospital, de sentirme más humana, más consciente, más humanizada al dolor.
—¿Recuerdas alguna situación, experiencia o algún niño que haya marcado tu vida?
—hay muchas. La otra vez entré al cuarto y había un niñito sentadito, flaquito, divino, con los ojos enormes y traía un gorro de doctor puesto. Le digo “eres un príncipe” y me dice que sí; e puso feliz de que yo pensaba que era un príncipe.
Le digo “claro, eres un príncipe que viene un unicornio, te sales por la ventana y te vas con él”. Estaba feliz de que yo le fuera creando esa fantasía y de que él era el príncipe que se iba en unicornio todas las noches, volando por varios lugares, le cambió el cuerpo, la expresión, la voz y luego me preguntaba “¿Qué más?”, o sea qué más hacía él en este cuento.
Eso para mí fueron como las palabras, las fantasías, el servicio al acompañar a un niño que está enfermo. Nosotros no regalamos nada, sino acompañamos, estamos ahí, prestarle tu locura para su curación.
—¿Cuáles son los problemas a los que te has enfrentado?
—Soy como difícil para los olores, a veces como que el olor del hospital me echa para atrás. O por problemas personales me paralizo. Con los adolescentes siento que me faltan recursos. No es un problema que me haya topado de fuera, sino mis propias limitaciones internas.
—¿Has llegado a tu casa y has dicho ya no puedo con esto?
—Varias veces, la energía se me va. Sí he dicho “voy a pedir un rato de no venir”, pero luego vuelvo a venir, a tener encuentros con estos niños y digo “sí, hay que ir”.
Y para seguir llevando felicidad y risas a los niños de los hospitales, los “Doctores Apapachos” tendrán un concierto el próximo 18 de mayo a las 12 del día, en el Auditorio de la Reforma para juntar fondos. Los boletos cuestan 35 pesos todos los miércoles en Superboletos y en cualquier otro día 70 pesos.