Vida y Estilo

¡Larga vida al Rey! Cinco datos que quizás no conocías de Stephen King

- Foto: Salvador Rugerio

Stephen King parece estar de moda: la nueva adaptación de It, del Cementerio de Animales, películas en Netflix. Lo cierto es que King es ya un ícono de la cultura popular, y en RAYAS celebramos su cumpleaños

Por Víctor Zadig / @victorzadig /

Stephen Edwin King nació un día como hoy pero de 1947, en Main, Estados Unidos. Fue el primer hijo natural del matrimonio de Donald King y Nellie Ruth Pillsbury. La pareja creía que no podía tener hijos, por lo que antes había adoptado a un niño al que llamaron David. La familia no duró junta mucho tiempo, pues Donald aplicó la típica “voy por unos cigarros” y nunca regresó.

La familia tuvo carencias, pero nunca les faltaron los libros. Stephen fue un ávido lector durante su niñez y adolescencia. Desde entonces sabía que quería ser escritor. Lo que no pude haber siquiera imaginado era que convertiría en el rey indiscutible del terror.

En 1973, casado y con dos hijos, Stephen King trabajaba en una novela a la que no le tenía mucha fe. Trataba, entre otras cosas, sobre la crueldad de las alumnas de una preparatoria, pero el temor de no saber casi nada de ese mundo le hacía dudar. Tras de sí tenía tres novelas terminadas y rechazadas y no quería invertir tiempo y energías en otro libro que seguiría el mismo camino. Seguro de que no llegaría a nada, tomó los cuatro folios escritos a espacio simple y los tiró a la basura.

Ese mismo día, Tabitha, su esposa, encontró las hojas mecanografiadas cuando sacó la basura. Las leyó y regresó con él. Le dijo que había logrado algo con el libro, que debería seguir. Stephen arguyó que no sabía nada de jóvenes porristas ni de lo que ocurría en sus cabezas. Tabby le sonrió y le dijo que ella le ayudaría.

Al cabo de unos meses, King terminó la novela de Carrie White, una adolescente inadaptada, sometida por todos, incluso por su fanática madre, pero con poderes telequinéticos.

El resto es historia.

Curiosidades

1.-Tabita Spruce King: el gran secreto del éxito de Stephen King

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Tabitha Spruce conoció a Stephen cuando estaban en la universidad, ella también quería ser escritora y encontró en King un alma gemela. Juntos pasaron hambres y carencias, y de ella era la vieja máquina de escribir que usaba Stephen para escribir sus primeras novelas, cuando los dos tenían ya dos hijos, en una caravana doble, haciendo malabares en una silla que tenía una pata más corta que la otra.

Ella le ayudó con el manuscrito de Carrie, y con todos los demás. Es ella su primera lectora, la que le hace las críticas más duras y severas. Según el propio King, las peleas que tienen cuando Tabby expone sus opiniones suelen durar por días, pero, al final, él termina cediendo.

A mediados de los ochentas, cuando King cayó en una adicción al alcohol y a la cocaína, Tabitha entendió que él no podría salir de ese infierno solo. Montó un grupo de intervención con familiares y amigos (niños pequeños incluidos) y frente a ellos vacío todos los restos de la adicción de King que adornaban su estudio: bolsas, frascos con coca, las cucharitas manchadas de sangre que usaba para aspirarla, latas y latas de cerveza, Valium, Xanax, hasta jarabe para la tos y el catarro. La sentencia fue clara: o entraba a un programa de rehabilitación o se iba de la casa. Por supuesto, Stephen tomó la primera opción.

Hasta la fecha, Tabby es la primera lectora de los libros de King, y también de Owen y Joe, sus dos hijos que también son escritores.

2.-No recuerda haber escrito Cujo

Ya siendo un adicto al alcohol y a las drogas, Stephen escribió una novela larga: “The Tommykcnockers”. Según el propio autor, las sesiones de escritura de este libro se prolongaban hasta la media noche, con el corazón a punto de la taquicardia y los oídos taponeados con algodones para detener la hemorragia provocada por el consumo de coca.

De esta misma época era cuando King escribió Cujo, la terrorífica historia de un perro san Bernardo que se infecta de rabia y aterroriza a una madre y a su hijo. La novela fue adaptada al cine con éxito, y la novela es de las más conocidas del autor, pero este confesó no recordar un solo pasaje en la que la pasara bien durante la escritura del libro.

3.-King y sus “negros literarios”

Dicen los que (no) saben que Stephen King tiene un séquito de escritores fantasmas que son los que escriben sus novelas. Esta teoría se vio reforzada por la cantidad de novelas que escribió principalmente entre los 80´s y 90´s. Lo cierto es que King es un hombre disciplinado y profesional, entregado en cuerpo y alma a su trabajo de escritor.

Como el mismo explica en su libro “On Writing: a Memoir of The Craft”, escribe diez páginas diarias, es decir más dos mil palabras al día, que suman a la semana 10 mil, al mes son 40 mil. En tres meses tiene ya 120 mil palabras, lo que equivale al primer borrador del libro.

Fácil ¿no?

4.-El accidente que casi le cuesta la vida

En 1999, Stephen King caminaba por los bosques de Main cuando fue atropellado por una camioneta. Los pocos centímetros que logró librar antes del impacto fueron los que le salvaron la vida, pero terminó con la cadera lastimada y una pierna destrozada.

Lo peor fue que mientras permanecía tirado en el suelo, casi agonizando, Bryan Smith, el conductor, se bajó de la camioneta y se sentó muy tranquilo en una piedra, con un bastón en las manos, mirándolo jovial y poco interesado.

Fue como si lo hubiese atropellado uno de sus propios personajes.

Luego de cinco operaciones para reconstruirle la pierna, King regresó a casa y, semanas después, volvió a escribir.

5.-El libro que King pidió no volver a publicar

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En 1977 King publicó una novela bajo el seudónimo de Richard Bachman (bajo el cual fueron publicados sus primeros libros, los que originalmente fueron rechazados). Se llamaba Rabia (Rage). El argumento trataba de un adolescente llamado Charlie Decker, que entra armado a la escuela y toma de rehenes a varios de sus compañeros. Charlie mata a su profesor de matemáticas y somete al resto de la clase. Policías y maestros intentan llegar a una solución pacífica, pero esta no llegaría.

La novela casi pasó desapercibida, pero cuando se supo que era King el autor, se volvió un best seller.

En abril de 1988, Jeff Cox, un estudiante de secundaria de California, tomó de rehenes a sus compañeros. Iba armado con un rifle de asalto .223. Por surte sólo hizo disparos a las paredes. Cuando fue detenido, las autoridades le preguntaron cómo se le había ocurrido hacer eso. Jeff dijo: que de una noticia sobre un avión secuestrado que salió en televisión. Ah, y también de una novela llamada Rabia.

Diecisiete meses más tarde, ocurrió algo similar en una escuela de Washington: Barry Loukatis entró a su clase de matemáticas armado de un revolver calibre .22 y un rifle de caza y declarando “Seguro que esto le gana a la matemática, ¿no es cierto?”, que es una frase de la novela. En esa ocasión el alumno pudo ser sometido sin que hubiera muertos.

Pero En 1997, Michael Carneal, de 14 años, se acercó a un grupo de estudiantes de una secundaria de Kentucky y disparó contra ellos. Mató a tres e hirió a cinco. Una copia de Rabia fue encontrada en su casillero.

King decidió que era suficiente y pidió a sus editores que sacaran el libro de circulación; no fue fácil, pero lo logró.

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