La Fuente de los Muñecos se ubica entre las calles 22 oriente y 18 norte, es una de las esculturas más populares entre los poblanos. Sin embargo, permaneció maltratada y en el olvido durante años, hasta que un vecino del barrio de Xonaca, de nombre Rubén Carcaño decidió devolver el color, la alegría a los rostros de los muñecos y sus atuendos, dejándolos irreconocibles.
Anteriormente las figuras de estos dos niños en el centro de la fuente, estaban coloreadas con tonos pasteles. La niña con un libro bajo el brazo, viste botines negros y un vestido amarillo, un par de trenzas con moño y abraza al niño, quien lleva puesto un overol, camisa verde y botines.
Tras la intervención que don Rubén hizo a las esculturas, ahora la niña viste de color rosa, sus botines continúan en color negros y el libro que carga se volvió blanco cuando antes era verde. Por su parte, el niño lleva un overol y aunque sigue siendo azul, el tono es marino; su camisa se volvió blanca y los botines permanecieron iguales.
La Fuente de los Muñecos encierra misterio pues se cuenta la historia trágica de un par de hermanitos que un día de tormenta desaparecieron y no se supo más de ellos, se dice que cayeron a un pozo y el entonces gobernador Maximino Ávila Camacho ordenó hacer la fuente para recordar a los menores que según la leyenda tenían 6 y 7 años.