Sabemos que el trabajo de oficina, consultorio, aula de clases, etc., resulta estresante, agotador en ocasiones aburrido pero más que nada traicionero, ya que muchas veces no sabemos identificar cuando tenemos hambre física o hambre emocional.
Semanas anteriores comentamos el origen de los antojos y cómo podríamos combatir. La semana pasada platicábamos acerca de cómo hacer compras más saludables.
En esta ocasión hablaremos sobre tips para mejorar nuestra alimentación en el trabajo, pero antes comentaremos un poco acerca del hambre emocional vs el hambre física.
El hambre emocional aparece de repente, estás pensando exactamente en un solo alimento, sigues comiendo estando aun satisfecho, te sientes cansado y con sueño.
El hambre física se manifiesta en forma de ruidos o vacío en el cuerpo, en forma de sensación de baja energía y dificultad de concentración, aparece poco a poco, dejas de comer cuando estás satisfecho, también se centra en el tiempo que ha pasado desde la última comida y te sientes bien cuando terminas de comer.
Algunos tips que pueden ayudarte mucho es adelantar platillos que puedas congelar e ir consumiendo en la semana, puede ser algún caldo, arroz integral, salsas o sopas de verduras.
Llévate fruta: puede ser una pieza de manzana, kiwi o toronja o 18 piezas de uvas y puedes combinarlo con alguna oleaginosa como de 30 gramos de cacahuates, nueces o almendras.
Siempre debes tener agua cerca de ti. Llévate tés para consumirlos dúrate el día.
No es recomendable que tengas comida como chocolates, galletas, cereales de caja, panqueques, pastelillos, dulces, golosinas cerca de tu escritorio, así te evitarás el comer por ocio, aburrimiento o estrés.
Si sientes que el ansia te gana toma un descanso breve para relajarte, piensa realmente en tu molestia y cambia lo que estás haciendo.