El viaje de la libélula

Lo significativo de los espacios que habitamos

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Por Aurora Reyes /

En esta época del año, es común encontrar los estantes de las tiendas inundados de productos alusivos a las festividades y, en general, la mayoría de estos suelen tener una función en común: ser ornamento y decoración de nuestros espacios.

                Ya sean adornos navideños, otoñales, patrióticos, etc., estos artículos suelen venir en una variedad de tamaños, colores y formas, permitiendo que las personas que los compran puedan elegir aquella opción que mejor les represente. Es bajo esta posibilidad de personalizar su espacio que muchos se sienten atraídos a decorar sus hogares conforme a la oferta de la temporada pues, si bien es verdad que buena parte de estos productos conllevan intereses comerciales, también responden a la necesidad humana de recreación y reconocimiento del sí mismo.

A lo largo de nuestras vidas, la relación que establecemos con el ambiente en el que nos desenvolvemos puede cobrar un significado sumamente personal e importante para nuestra construcción como individuos. Pensemos en las experiencias y sentimientos que atamos a los lugares en los que hemos estado: una ciudad, nuestras calles, la sala de nuestro hogar, un salón de clases, las paredes de nuestra habitación o las fachadas de nuestros edificios.

La Psicología, desde sus diversas ramas, se ha interesado en estudiar los procesos complejos en los que el ser humano se comprende y construye a sí mismo y su entorno.

Por una parte, la Psicología Social considera que el ser humano se configura a sí mismo a través de sus interacciones con otras personas y estudia el efecto de éstas en sus conductas, sentimientos y pensamientos.

Por otro lado, la Psicología Ambiental suma a esa perspectiva al no limitarse sólo a las interacciones sociales, sino que se extiende a integrar los escenarios físicos, sosteniendo que “los ambientes construidos en los que nos movemos, vivimos y recreamos, son espacios afectivos que narran nuestras prácticas cotidianas, experiencias vividas, relaciones sociales, memorias y emociones (Dr. Stephanie Liddicoat en Architecture, psychology and self: Explorations of the space(s) between).

Así, si le vemos de otro modo, cuando hacemos uso de los espacios a nuestro alrededor y nos apropiamos de ellos, les transformamos en una extensión de nosotros mismos y, de manera recíproca, estos se vuelven capaces de influir en nuestro comportamiento; inclusive, pueden ser una metáfora o reflejo de la forma en que interactuamos con los demás, de cómo generamos procesos de autonomía y elección, y hasta de cómo ponemos o no límites entre nuestra intimidad y lo público (como cuando tus familiares entran en tu cuarto sin permiso y toman cosas que no les pertenecen… O quizás eres tú quien lo haga).

Por ello, en esta ocasión sólo quisiera insistir en algo muy particular: la importancia de cultivar una relación significativa con nuestros espacios.

A título personal, considero que no siempre somos conscientes de lo constructivo que es cuidar de los espacios que habitamos, de lo mucho que influyen en nuestros vínculos sociales y del significado que guardan sobre nuestras vidas.

De modo que, si somos los espacios que habitamos, entonces construyámoslos con sentido, logrando que sean un reflejo de nosotros mismos y que, sobre todo, sean el resultado de un proceso personal en el que nos permitimos participar en su configuración, en su diseño y el orden de sus partes.

En una temporada como ésta, en donde nuestros espacios privados y públicos llegan a revestirse de adornos (en ocasiones, de un solo uso, temporales, poco sustentables y desechables), me parece que algo que debiéramos procurar es que la construcción artificial de nuestros ambientes parta de la elección de objetos y materiales que no sólo pretendan un uso estético.

Es mi deseo que este año puedas participar de la construcción de un espacio que resguarde un significado personal para ti, profundo y trascendental, con el que te sea más fácil conectar con otras personas en tu vida y te ayude a contar tu historia, una mucho más íntima y especial de lo que estés por celebrar.

Utiliza el hashtag #ElViajedelaLibélula para difundir la columna si ha sido de tu agrado o escríbeme en @Kalidoscopia (Twitter) para dialogar más sobre el tema.

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