De Mente Abierta

¿De qué están hechas las relaciones?

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Hace unos años recibí a una de tantas parejas en mi consultorio, ellos me llevaban unos años de edad de ventaja pero yo a ellos un par de matrimonios fallidos…

El hombre de unos 56 años me preguntó: “¿Es usted casada?”

“No, divorciada dos veces” respondí (aún no me casaba las siguientes dos)

“¿Por qué venimos a terapia de pareja con una mujer que está divorciada?”

“Para que no le pase señor, justo por eso, para que no le pase”

¿Qué sustenta una relación de pareja?

Me lo he preguntado muchos años y he buscado la respuesta en los libros, en las relaciones de pareja que observo a mi alrededor y en mis propias relaciones de pareja.

Vamos a la biología, las relaciones empiezan con una alta carga de hormonas que se disparan entre dos pares de ojos que se miran y dos músculos femoronasales que se olfatean… y ¡se hace la magia! Sentimos profunda atracción por el “elemento en cuestión”, empezamos a suspirar por él, ella, y podemos casi dejar de respirar por un par de palomitas azules ignoradas.

Los encuentros son intensos, nos queremos devorar el uno al otro, físicamente, emocionalmente, intelectualmente, queremos saberlo todo del otro, otra.

Al paso del tiempo empezamos a pensar en ponerle nombre a esto que nos sucede: free, amigos con derechos, amantes, novios, compañeros de camino y un poco más adelante nos empezamos a asignar roles y “obligaciones” en la relación.

Todo es caaaasi perfecto hasta ese momento.

Pero la magia dura entre seis meses y tres años como máximo y entonces debemos dar paso al verdadero amor, dejar de lado el mito del amor romántico, empezarnos a tejer, empezar a tejer nuestra intimidad, moldear nuestra sexualidad para que siga siendo atractivo irnos a la cama, generamos roles más específicos, nos compenetramos, nos comprometemos. Y tome el rumbo que tome la relación o la caducidad que hayamos acordado que tenga; esos “siempres”, “nuncas”, “todos”, “nadas”…

Y en ese momento ¿qué sostiene la relación? Siempre hemos pensado que el amor y/o la pasión… erróneamente lo hemos pensado.

Lo que en realidad la sostiene y ojo, no es la verdad absoluta, es mi apreciación como terapeuta, como pareja, como exploradora del camino de las relaciones, lo que sostiene la relación es el grado de intimidad que hayamos sido capaces de tejer, el grado de libertad que ambos hayamos logrado entender que el otro necesita y el grado de profundo respeto que el otro merece.

Los acuerdos que se generan después de conocernos, de tener charlas profundas, de encuentros y desencuentros, renovación de compromisos y promesas basadas en la realidad es lo que he percibido que sostiene una relación de pareja, la comunicación, la honestidad, las expectativas claras por parte de ambos todo sobre la mesa como un póker abierto es lo que tejerá los lazos que de un “solo por hoy” durarán lo que sea necesario para el proceso de crecimiento para cada uno de los integrantes de la pareja.

Por ahora es todo pero esperen la parte II de este artículo porque estará más que interesante.

Sigamos descubriéndonos.

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