A mi manera

Todos queremos ser inmortales

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Por Liz Gómez /

Todos deseamos trascender, todos queremos vencer al tiempo y gritar “lo logré”, pero muchas veces, si no es que todas, para ser inmortal hay que dejar de vivir.

Si pienso en un ser inmortal, de inmediato mi mente vuela la niñez, cuando veía Los Thundercats con una obsesión loca y visualizo a uno de los villanos más reconocidos: MUMM-RA El Inmortal. Siempre me preguntaba “¿Cómo podría hacerle Mumm-Ra para nunca morir?”, finalmente Leon-O tendría que vencerlo, para que el bien triunfara sobre el mal y entonces el inmortal dejaba de serlo, hasta que comprendí: Alguien puede volverse inmortal justo cuando muere.

Por ejemplos no paramos: Freddie Mercury, John Lennon, Elvis Presley, Kurt Cobain, Janis Joplin, Jim Morrison, Whitney Houston, Michael Jackson. Si nos vamos a un plano más nacional encontramos ejemplos igual de grandes, José Alfredo, Juan Gabriel, José José, Cantinflas, Pedro Infante, Dolores del Río.

O que tal: Alfred Hitchcock, Dalí, Van Gogh, Picasso, Gabriel García Márquez, Plinio el Viejo, Gabriela Mistral, Sor Juana Inés de la Cruz (y no sólo por el billete de 200 pesitos), Selma Lagerlöf (primera mujer en ganar el Nobel de Literatura) o hasta el Santo, con todo y sus películas contra las Momias de Guanajuato.

Todos ellos han trascendido, todos se volvieron leyendas y, al mismo tiempo, alcanzaron la inmortalidad. ¿Qué los llevó a ese nivel atemporal? ¿Qué los convirtió en seres superiores al resto de los mortales? ¿En qué momento la obra superó a la persona?

Pero no todo es bueno, no todo es lindo, también hay personajes no tan amados que han logrado colarse en ese nivel atemporal: Hitler, Alejandro Magno, Antonio López de Santa Anna, o aquel señor que iba a defender el peso como perro, Francisco Franco, Stalin, Mussolini, Chávez, Trump y con todo mi dolor debo incluir a mi General, Porfirio Díaz.

Qué curioso, todos fueron o son políticos, ¿será que históricamente pocos serán de nuestro agrado? Y aunque hay montones de políticos, dictadores, presidentes o monarcas odiados por “sus pueblos”, pocos nombres resaltan con el paso de los años.

Y a veces no se necesita hacer un disco, una película, un óleo o un libro que todos conozcan y que 20, 50 o 200 años después se cotice en cientos de millones, a veces no necesitamos ser los villanos de un país entero para transcender, a veces lo hacemos en las personas que amamos y nos aman. A veces nos inmortalizamos en sus corazones como héroes, otras nos quedamos eternamente como un villano.

Todos queremos ser inmortales para alguien más, que nos recuerden como su gran amor, su mejor amigo/a, su hermano más querido; como alguien que rescató animales, salvó árboles o luchó hasta el final por una causa. Y es que hoy en día cualquiera se vuelve viral y famoso por unos minutos, pero permanecer eternamente, eso no, ese es un club muy exclusivo.

Nuestros padres, nuestros amigos, nuestros hijos, nuestros amores, compañeros de viajes o de poryectos; personas van, personas llegan, algunos pasarán de largo, otros tendrán una corta estancia. Pero algunos, sólo algunos se quedan aquí viviendo por siempre en el interior.

Intencionalmente no mencioné a Yisus bebé, o sea Jesucristo. Según las escrituras, está sentado a la derecha de Dios Padre y regresará, aún no nos da la fecha exacta pero regresará, sólo nos dice Sí, pero no nos dice cuándo.
Para ustedes ¿quién en su vida se volvió inmortal?

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