A mi manera

De esas veces que tienes la mente en blanco…

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Por Liz Gómez /

Aunque realmente nunca lo está, piensas en tantas cosas al mismo tiempo que nada puede cruzar la puerta. Debes poner tu vida en orden y no sabes ni por dónde empezar

No sabes si comer, dormir, llorar, tomarte un mezcal o comerte una torta de tamal primero, pero quieres todo al mismo tiempo.

Qué pasaría si tu vida fuera una película, ¿cómo te gustaría que fuera el final? ¿quién la protagonizaría, quién la dirigiría? Yo sí que me lo he preguntado y, muy al estilo de Black Mirror, le quise poner finales alternos, usted decida.

A veces quiero vivir muchos años, saber qué se siente envejecer, tumbarme en una hamaca sintiendo la fuerza del viento en los arrugados cachetes, sólo dejando que el tiempo pase, ya no es un enemigo a vencer, ya no lo voy a andar correteando ni él a mí, ya nos podemos ver como compañeros de cuarto o de vida.

A veces pienso que no quiero llegar a esa edad, esa edad que debería suponer sabiduría, compañía, experiencia, pero que muchas veces termina en soledad, abandono, pobreza, depresión. A veces sí quiero irme joven, o bueno, no tan grande.

Y es que ser adulto mayor en México no es cosa fácil, nada fácil. Dejemos a un lado, sólo por un momento, el factor ‘familia’, ya que muchos terminan abandonados, fuera de sus propias casas, en asilos o incluso en la calle. Ok, vamos a enfocarnos en algo igual de importante: el money money.

En el país hay más de 12 millones de adultos mayores, es decir, 60 años o más, 53.9% mujeres, 46.1% hombres, eso hasta que terminó 2018. De ellos (suponiendo que tenemos en promedio la misma cantidad), actualmente 7 millones 480 mil 998 ‘ancianos’ se han visto beneficiados con el “Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores”.

Para ser parte del programa deben tener más de 65 años si vive en una comunidad indígena o más 68 si no viven en una comunidad o municipio indígena.

O sea que nada más la mitad recibe un apoyo económico, mismo que este año ha erogado 52mil millones de pesos. Y la gran pregunta es: ¿Qué puede hacer un ancianito indígena o no indígena con el dinero que le dan? Lo pregunto en serio.

¿Se lo quedará? ¿Terminará en otras manos? ¿Estará destinado para sus familiares o quienes cuiden de él o ella? ¿Para qué le alcanza con 2,550 pesos bimestrales?

¿En realidad esa vulnerable parte poblacional de la nación sólo necesita dinero o esa cantidad de dinero para vivir o sobrevivir?

Y me vuelvo a preguntar: ¿En verdad quiero llegar a esa edad?

¿Qué haría ahora mismo con 2,550 pesos durante dos meses?

Otro dato para despedir este pensamiento atorado en la mente: Se cree que para el año 2050 en México seremos 24.5 millones de adultos mayores. Sí, dije seremos, porque para entonces, si sigo viva, ya habré llegado a los 70. Ojalá llegue medianamente parecida a Maribel Guardia.

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