A sus 62 años, Modesto Moreno encontró en los bordados artesanales su vocación y estilo de vida. Toda la vida le llamaron la atención las artes, en especial la pintura, por muchos años se dedicó a pintar en óleo, dibujar en carboncillo, pero fue hasta hace cinco años cuando descubrió una gran pasión y un talento innato: el bordado.
Don Modesto es originario de Huauchinango, en la Sierra Norte de Puebla. Trabajó en PEMEX, pero al jubilarse encontró un pasatiempo que ahora comparte con su familia y su nieta. Él aprendió de forma autodidacta a dibujar, pintar y bordar; nadie le enseñó y solo observando y leyendo fue como se convirtió en un artesano, aunque mucha gente le ha dicho que solo hace manualidades.
Él siente una gran admiración por la cultura Otomí —una de las establecidas en la Sierra Norte de Puebla— y el bordado que realiza tiene rasgos de dicho pueblo, pero además ha conjuntado la técnica de esta cultura con otras como la de los Huicholes para crear un estilo propio.
Empecé dibujando acuarelas, carboncillo, haciendo paisajes al óleo. Como que no me sentía a gusto haciendo estas cosas, entonces viendo las cosas de los artesanos de la región, me llamó la atención, empecé haciendo cojines, practicando, viendo la cultura Otomí, me dediqué a hacer esto basándome en los Tenangos porque yo no llevo la puntada original”, dijo.
En cuanto a su fusión de culturas, Modesto Moreno ha realizado lámparas con bordado sobre superficies duras: “Traté de unir el trabajo de los Huicholes con la cultura Otomí, con esto se trabaja en superficies duras. Se pega el hilo con cera de Nayarit”.
Su primer cuadro es una representación de la vida en el mar, la tierra y el aire, contiene diferentes escenas. Por ejemplo, unos novios, unos músicos, un niño volando su papalote. Recientemente bordó una triada de calaveras: “De esta triada, el tercer cuadro es un simbolismo, es un árbol de la vida que siempre termina con la muerte, le quise poner colibríes porque son los emisarios del inframundo, nos avisan que las almas de nuestros antepasados están bien”.
Don Modesto le pone su esencia a cada uno de sus bordados, pero además todos los diseños son de él, nunca los copia.
“Yo no hago ningún trabajo si no es diseño mío, a veces me levanto a las 2 o 3 de la mañana cuando me viene la inspiración y me levanto a hacerlos”.
Su trabajo se ha convertido en algo simbólico para la región. Desde hace unos años ha participado en el Carnaval de Huauchinango, y sus diseños de Diablo siempre son la sensación. Él mismo hace sus trajes bordados y la gente hace filas para tomarse fotos con él. Incluso el año pasado su nieta se disfrazó para participar a su lado en el Carnaval.
Foto: Moi Alonso Moreno
Para el 2020 participará con un diseño innovador con el que busca crear conciencia sobre la importancia del reciclaje y aunque faltan varios meses, ya ha comenzado a elaborarlo.
Finalmente, Don Modesto nos contó que ha participado en varios concursos de artesanías, pero nunca ha ganado un primer lugar, debido a que los jueces le exigen la técnica y diseños de los artesanos de los pueblos originarios. Sin embargo a él esto no le ha importado, pues aunque reconoce que su trabajo es un homenaje a los artesanos de la región, él seguirá manteniendo su propio estilo.
“Yo no quiero copiar a los artesanos, sino traer mi propia propuesta y usar mi propio material”.