Tragedias

#ArchivoNegro: Hace 51 años, cuatro trabajadores de la BUAP fueron víctimas del fanatismo religioso en Canoa; dos sobrevivieron y este está su testimonio

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En la masacre murieron cuatro personas y tres resultaron gravemente heridas, una de ellas perdió tres dedos de una mano cuando le lanzaron un machetazo; los pobladores querían enterrarlos para que las autoridades no los encontrarán

Por Eloy Rodríguez Linares/@linares_eloy

/ Ciudad de Puebla

Los trabajadores de Universidad Autónoma de Puebla que sobrevivieron al linchamiento del 14 de septiembre de 1968, en la comunidad de San Miguel Canoa, les costó trabajo reincorporarse a su vida cotidiana, las atrocidades de las que fueron víctimas les ocasionaron fuertes traumas psicológicos de los que tardaron mucho en recuperarse.

Julián González, sobreviviente del linchamiento, en una entrevista que concedió a la revista Siempre!, en el año de 1976, explicó que tardó 20 días en recuperarse de las heridas que le provocaron la turba enfurecida que lo confundió con un comunista. Además, tuvieron que trascurrir siete meses para que se reincorporara a su vida cotidiana.

En esos siete meses lloré mucho. Dos veces soñé el linchamiento. Todavía hoy, cuando estoy dormido y escuchó un ruido fuerte, me levanto como rayo. Cuando esto ocurre, pienso en la oportunidad que me dio Dios de vivir y siento que estoy fallando como padre y como marido, pero no como ser productivo y trabajador”, explicó Jesús al reportero Guillermo Ochoa.

En el linchamiento, Jesus perdió tres dedos de su mano izquierda, recuerda que escuchó a la gente decir que los iban “rebanar”, y entonces alguien le lanzó un machetazo.

(…) metí la mano libre y la hoja me cercenó tres dedos y me hundió la frente, vi la sangre mezclada con el agua de lluvia. Yo veía cosas de mi vida, quería correr, pensé en mi esposa, en que tenía tres hijos y venía el cuarto. Le pedí a Dios otra oportunidad. Pensé que había desaprovechado el tiempo”.

LOS SOBREVIVIENTES

TURBA ENARDECIDA

Miguel Flores fue uno de los cinco trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla que iba acampar a la Malinche. Debido a la inclemencia del tiempo, tuvieron que solicitar hospedaje en la población de Canoa. Los excursionistas buscaron al párroco Enrique Meza para pedirle que los dejará pasar la noche dentro de la iglesia de San Miguel Arcángel, pero los pobladores no les permitieron verlo y comenzaron a propagar el rumor de la llegada de un grupo de comunistas que quería robarse el santo de la parroquia y las gallinas de los habitantes.

El trabajador universitario declaró a la revista Siempre! que el señor Lucas García les había dado alojamiento en su hogar, recordó que estaba platicando con dos muchachas en la azotea cuando escuchó que por un megáfono se alertaba a la población sobre la llegada de unas personas que describían como intrusos, comunistas, ladrones, agitadores y estudiantes. Al oír esta noticia, bajó a reencontrarse con sus amigos.

Al poco tiempo, una turba enardecida se encontraba a afuera de la casa de don Lucas, había derrumbado la puerta de su hogar y le pedían que entregará a los comunistas; cuando el señor García les explicaba a los pobladores que no eran agitadores sino trabajadores de la universidad, y que iban de excursión a la Malinche, un vecino le lanzó un hachazo en la cabeza. El hombre quedó en el suelo.

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Miguel recordó que después de matar al señor Lucas, los pobladores de canoa asesinaron a sus amigos Ramón Calvario y Jesús Carrillo, quienes al estar asustados intentaron huir;  fueron detenidos 15 metros más adelante. Los golpearon hasta dejarlos sin vida.

Yo lo que quería era vivir, vivir otro poquito, no salvarme pero vivir otro poquito. Me  gritaban que yo era el diablo, porque no me caía. Quise desmayarme pero no puede. Ya no servía estar de pie. Me pegaron un martillazo en la oreja y no me caí. Luego una señora gorda me estrelló la boca con una piedra. Acercaron las antorchas. Todo olía a gasolina”.

“VIVA EL PRÍNCIPE SAN MIGUEL”

Roberto Rojano, otro de los trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla, platicaba con don Lucas García cuando escuchó el sonido de las campanas de la iglesia. Le pareció extraño que en la comunidad adelantarán los festejos del grito de independencia, pero el señor García le explicó que el repiqueteo era para avisar sobre la muerte de alguno de los habitantes.

Minutos después, Roberto descubrió el terrorífico motivo del sonido de las campanas, pues una multitud encolerizada se encontraba afuera de la casa del señor Lucas para, según la turba, impedir que sus huéspedes izarán una bandera rojinegra sobre la iglesia de la comunidad.

La revista Siempre! informó que a Roberto y a Julián los ataron del brazo derecho y les lanzaron sogas en el cuello para llevarlos hacia el centro de Canoa, en el camino la multitud les lanzaba puñetazos, patadas, machetazos, palazos y culetazos.

Roberto recordó que entre los gritos de “Mueran los comunistas”, “¡Viva el Príncipe San Miguel!”, “¡Viva el cura Meza!” y la amenaza de que iban a enterrarlos para que no los localizará la policía, su amigo Miguel alzó la voz para que dejarán de golpearlos; una mujer lo acusó de ser el diablo, y pidió a los pobladores que lo atacarán porque los castigos no lo doblegaban.

Cuando recobramos la razón, ya estábamos en el hospital, en Puebla. En ese momento me aferré otra vez a la vida. Antes de Canoa, yo era tímido, luego cambié totalmente. Me casé, tuve una hija, quedé viudo. Soy sentimental y alegre. No me gusta amargarme. ¿Perdonar? Pues…”, declaró Roberto a la revista Siempre!

LOS HECHOS

COMUNISTAS EN CANOA

Los hechos son conocidos por todos, el 15 de septiembre 4 trabajadores de la BUAP fueron tachados de comunistas  y los habitantes de Canoa, azuzados por el cura Enrique Meza, no dudaron en lincharlos.

El periódico El Sol de Puebla, informó que el 15 de septiembre de 1968 cuatro excursionistas fueron atacados cuando la población de Canoa los confundió como estudiantes, pues de acuerdo al reporte policial:

(…) los vecinos de Canoa manifestaron que los empleados y la gente que llevaban, quisieron saquear una tienda donde tomaban refrescos y además implantar una bandera rojinegra en la torre del templo, y por eso fueron atacados”.

Las personas que resultaron heridas fueron Miguel Flores Cruz, Julián González Báez y Roberto  Rojano Aguirre, trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla. Además, el encargado de la caseta de teléfonos de Canoa, el señor Pascual Romero, fue lesionado por un impacto de arma de fuego, cuando se negó abrir su casa para que un grupo de pobladores pidiera auxilio a la ciudad de Puebla.

Las autoridades informaron que las cuatro personas que perdieron la vida no pudieron ser identificadas porque sus rostros quedaron desfigurados por los golpes y machetazos.

Los diarios de la época así narraron los hechos sangrientos de la noche del 14 de septiembre de 1968.

VER: Hace 50 años así relató la prensa poblana el linchamiento de trabajadores de la BUAP en San Miguel Canoa

EXURSIÓN A LA MALINCHE

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Ramón Calvario Gutiérrez, Jesús Carrillo Sánchez, Roberto Rojano Aguirre, Miguel Flores y Julián González fueron los excursionistas que,  el 14 de septiembre de 1968, planearon pasar el puente de las fiestas patrias acampando en la Malinche.

Cuando llegaron a la comunidad de Canoa, la lluvia no les permitió continuar con su camino, dos de los excursionistas propusieron regresar a la ciudad de Puebla, pero la mayoría quería ir acampar y para decidir su destino lanzaron una moneda al aire. Ganaron quienes querían seguir con la excursión.

El señor Odilón García al ver que los pobladores no les daban posada a los excursionistas, los invitó a pasar la noche en la casa de su tío Lucas. Minutos después, cuando una multitud enardecida los confundió como comunistas y tumbó la puerta de la casa del señor García, Jesús, asustado, le dijo a Julián que le hubieran hecho caso cuando les pidió que se regresaran.

En aquella noche murieron Ramón Calvario Gutiérrez, Jesús Carrillo Sánchez, Odilón García y Lucas García; los otros excursionistas recibieron heridas de gravedad que los dejaron marcados de por vida.

El periódico, El Sol de Puebla informó el 22 de septiembre que los culpables de los disturbios de la masacre en San Miguel Canoa iban a ser consignados y se les acusaría por los delitos de homicidio múltiple, asociación delictuosa, portación ilegal de armas prohibidas, daño de propiedad ajena, lesiones graves, incitación a cometer un delito y otros que resulten en el transcurso de la investigación.

Sin embargo, el señor Julián González, en una entrevista que concedió a PÁGINA NEGRA con motivo del 50 aniversario de la masacre en Canoa, explicó que las autoridades identificaron a 66 personas involucradas con los hechos violentos de aquella noche del 14 de septiembre, en la lista estaba el párroco Enrique Meza, pero al final solo detuvieron a dos individuos que no estaban en el registro que le habían mostrado.

VER: Un volado decidió la suerte de 5 trabajadores de la BUAP hace medio siglo en Canoa; “no les guardo rencor, ni los odio”, asegura uno de los sobrevivientes

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