26 de Abril del 2024

Nacional

“Nos violaba y después, con el hábito puesto, nos confesaba. Así, durante 5 años”, revelan monjas

- Foto: Especial

Buena parte de los abusos físicos y psicológicos se produjeron en “La ermita”, una especie de hacienda en el campo, propiedad de la congregación, destinado a los ejercicios espirituales

Por Sin Embargo /

“Mi vocación era ser religiosa, y no ser denunciante. La vocación es algo sagrado, que no se toca. Y esta persona nos tocó en lo más profundo del ser”. Así arranca En el nombre de Dios, un impactante reportaje emitido por Telenoche (Canal 13), en el que tres monjas denuncian que durante años el sacerdote Manuel Pascual las sometió sexual y psicológicamente durante años. Las violaba, y después las confesaba.

Y ni las superioras (de la congregación de las hermanas de San José en Buenos Aires) ni la jerarquía quisieron hacer nada, hasta que las hermanas se armaron de valor y denunciaron. Hoy, “El Santito”, como se conocía al clérigo, se enfrenta a penas que podrían alcanzar los 40 años de prisión.

“Manuel Pascual era el sacerdote fundador de la comunidad (…) también era mi confesor, porque yo no me podía ir a confesar con otro sacerdote” relata una de las religiosas. “Era quien nos guiaba espiritualmente. Era todo”. Sin embargo, durante cinco años estuvo abusando de al menos tres monjas, aunque todos suponen que hay más.

Al ataque sexual le precedía toda una acción de “ablande” por parte del cura donde a las monjas las sensibilizaba con temas personales, les inculcaba una “absolución” del dolor que llevaban consigo y les proponía gozar. No terminaba ahí. Después de cometer el hecho, y estando las religiosas con el hábito puesto, las confesaba.

“En los primeros meses de formación pasaban cosas, como que yo veía o abrazos cariñosos o algunos gestos que él tenía hacia algunas hermanas”, relata una de ellas. “Lo hablé con él, y él me decía que ellas estaban locas o, que estaban faltas de cariño… que tenía que entenderlas, que él acompañaba esos procesos”. Más que acompañar, provocaba situaciones incómodas, que “me confundían, me cuestionaban, creía que era yo la que provocaba eso”, apunta otras de las religiosas en el reportaje.

Sin Embargo

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