La historia del Puebla no sería la misma sin Pablo Larios Iwasaki y sus grandes atajadas. Este arquero fue pieza fundamental de aquel equipo de la temporada 89-90 en la que los camoteros se convirtieron en campeonísimos del fútbol mexicano al ganar la Liga y la Copa.
Larios es una leyenda del fútbol mexicano. Fue el arquero de la Selección Mexicana en el Mundial de 1986, en el que llegaron a Cuartos de Final.
El “Arquero de la Selva”, cómo lo bautizó Enrique Bermúdez, defendió las camisetas del Zacatepec, Cruz Azul, Puebla y Toros Neza.
Sin duda, su paso por los camoteros fue uno de los más importantes en su carrera. Con la Franja lo ganó todo.
En la temporada 89-90 defendió el arco poblano y logró conseguir el campeonato de Liga ante la UDG y el de Copa ante los Tigres.
Larios y sus atajadas fueron fundamentales para que ese equipo se convirtiera en un histórico. Casi se cumplen 30 años de esa hazaña y el Puebla no lo ha vuelto a repetir.
En el ocaso de su carrera se le recuerda vistiendo la playera de Toros Neza, aquel mítico equipo que jugaba por nota en los noventas. Lamentablemente perdió la final ante Chivas.
Tras su retiro comenzaron los escándalos por problemas de drogadicción. Esto le ocasionó contagiarse de una bacteria que le desfiguró el rostro.
A pesar de eso, su carrera como futbolista nunca se olvidará, pues era un espectáculo verlo defender la portería. Todos los niños querían ser Larios en la cancha.
Este 31 de enero murió tras una complicación intestinal a la edad de 59 años.